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Detenido ayer en Madrid o un importante traficante de armas

La policía española detuvo ayer en Madrid a un norteamericano buscado por la policía de su país y acusado de ser miembro destacado de una banda internacional dedicada al tráfico de armas. Joseph Gregory Korkala, de 41 años de edad, está condenado en ausencia a 53 años de cárcel por intentar vender en Nueva York ametralladoras y municiones a un agente federal que actuó como cebo.Korkala fue detenido a las 18.30 horas de ayer en un pabellón dedicado a la electrónica de Sicur-82, la exposición de material de seguridad que se celebra estos días en el Palacio de Cristal de la Casa de Campo madrileña.

Según confirmó anoche un portavoz del fiscal de distrito de Manhattan (Nueva York), la detención de Korkala se produjo después de que la policía española fuera alertada por la norteamericana, que había recibido un aviso de algún confidente sobre la presencia en Madrid del delincuente. El mismo portavoz señaló que inmediatamente se procedió a solicitar de las autoridades españolas la extradición del detenido.

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El traficante detenido en Madrid, uno de los delincuentes más buscados en EE UU

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Joseph G. Korkala, junto a Frank E. Terpil, fue condenado en ausencia por un tribunal de Nueva York, en junio de 198 1, a 53 años de prisión por intentar vender diez mil ametralladoras a unos presuntos guerrilleros latinoamericanos, que resultaron ser agentes federales camuflados. Tanto Terpil como Korkala, que habían sido detenidos por aquel delito en diciembre de 1979, se encontraban huidos de Estados Unidos y en paradero desconocido desde septiembre de 1980.

Korkala aparece vinculado a los ex agentes de la CIA, Edwing P. Wilson y Frank E. Terpil, intensamente buscados por la policía norteamericana por sus conexiones y negocios de venta ilegal de armas y material de precisión al coronel Muamar el Gadafi de Libia. Tanto Korkala como Terpil son dos de los hombres más buscados por la policía federal norteamericana.

Según un detallado informe publicado en el New York Times (ver El PAIS de 18 de agosto de 1981), los ex agentes de la CIA, Terpil y Wilson habían iniciado hace cinco años una serie de negocios con el régimen de Gadafi. Ambos acordaron negociar con algo que difícilmente se podría encontrar en el mercado libre: sus contactos, experiencias y conocimientos técnicos acumulados durante largos años de trabajo en la Agencia Central de Inteligencia norteamericana.

Terpil operaba con un negocio de exportación e importación como tapadera de sus actividades. Las autoridades norteamericanas le acusan de haber ayudado a Libia a montar una fábrica para la producción de armas para atentados, y de haber participado en la preparación de planes para asesinar a enemigos de Gadafi.

Según testimonios de los servicios de intelegencia norteamericanos, Gadafi ha utilizado los materiales y conocimientos técnicos facilitados por Wilson y Terpil en su apoyo a grupos terroristas, como las Brigadas Rojas de Italia, la banda alemana Baader-Meinhof y el IRA irlandés, así como a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).

Entre las ventas a Libia figuran material electrónico y de comunicaciones, altamente secreto, violando de manera directa las regulaciones federales norteamericanas, y el envío de 300.000 detonadores, por los que el régimen de Gadafi pagó 35 millones de dólares, cuando su coste real era de 2,5 millones de dólares.

Asimismo, en las ventas a Libia se incluyeron explosivos químicos volátiles, necesarios para la fabricación de artefactos para atentados. Entre estos explosivos se incluían TNT (Trinitrotolueno) y una variedad de plásticos mortales, entre ellos el RDX.

Entre las acusaciones que se formulan contra el ex agente Terpil figuran el intento de compra de misiles tierra-aire Redeye, que se disparan desde el hombro y tienen un componente localizador de fuentes de calor que les permite rastrear y destruir un avión en vuelo. Los israelíes lo utilizaron con resultados muy positivos durante la guerra del Yom Kipur en 1973.

La localización de las actividades ilegales de los dos ex agentes de la CIA fue denunciada en el otoño de 1976 por Kevin P. Mulcahy, que era entonces socio de ambos y expuso a la CIA y al F131 (Oficina Federal de Investigación) sus dudas sobre la legalidad y la ética de los negocios con Libia.

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