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El Barcelona superó claramente a la Real Sociedad

El Barcelona venció con toda justicia a la Real Sociedad y dio un paso muy importante hacia el título. Tras su empate de la primera vuelta en Atocha es ya superior, incluso, en el coeficiente particular. Su enemigo ahora vuelve a ser el eterno Madrid. El domingo hizo un alarde de fuerza física y moral, mandó siempre en el básico centro del campo y sólo fue inquietado algo, bien poco, en la primera parte. En cuanto Zamora, lesionado comenzó a ser superado por Sánchez y vino el primer gol del peligroso Simonsen, la capacidad de reacción realista fue a menos. Víctor y Zuviría pudieron siempre a Alonso y López Ufarte, respectivamente. Después del descanso la retirada definitiva del centrocampista vasco y el segundo gol terminaron de hundir al cuadro de Ormaechea, que quizá acusó también el tremendo ambiente.El partido, como se esperaba fue una lucha de marcajes individuales en la que el Barcelona llevó siempre la mejor parte. Estella pese a jugar inyectado, se equilibró con Diego. Dos avances suyos en los primeros minutos mostraron ya la ambición local, y que el peligro iba a ser mayor en caso de jugar por los extremos. Morán no se entonaría hasta la segunda parte, pero Simonsen enseñó bien pronto su calidad. Fue la primera gran arma del Barcelona.

La segunda, con su fuerza habitual, resultó ser Víctor que, arropado en la iniciativa de su equipo, superó en todo momento a Alonso. A los diez minutos cortó un pase de Diego y se plantó solo ante Arconada, pero disparó flojo; a los diecinueve, el guardameta internacional realizó su primera gran intervención desviando un gran tiro a su izquierda. Zuviría, afianzado como titular cuando había estado a punto de ser traspasado -así es el Barcelona- fue el peor par que pudo encontrarse López Ufarte. El pequeño diablo, que maravilló y enmudeció al público en un avance de su marca a los once minutos, fue cortado sin contemplaciones -las habituales del torito- y ahí se acabó prácticamente.

La Real, sólo con Satrústegui Uralde en ataque, bien vigilados por Olmo y Manolo, únicamente pudo crear peligro y descongestio nar algo el dominio azulgrana apenas sin fallos, gracias a Zamora, superior inicialmente a Sánchez. En el minuto dieciséis, una pared preciosa con Satrústegui terminó con remate de éste al lateral de la red. Fue el primer contraataque peligroso de la Real, que hasta el veintitrés no obligó a intervenir directamente a Artola en un tiro del propio Zamora. Un centro suyo, poco después, lo cabeceó fuera Uralde, otro especialista por alto. Era ya el único e inservible recurso donostiarra, porque Satrústegui, a saque de falta de López Ufarte, picó flojo y centrado un balón de oro, poco antes del descanso, ya con 1-0 en contra, y no llegó, medio cargado, a otro de Larrañaga, cinco minutos después del 2-0.

Por si fuera poco, la baza de Zamora duró poco para la Real, pues se resintió de los abductores a la media hora de partido y ni siquiera pudo ya con Sánchez. El primer gol azulgrana, por todo ello, fue lógico y hasta justo por su autor. Simonsen, en gran momento, ya había creado el desconcierto en la defensa donostiarra, superando siempre a Olaizola, y tres minutos después del tanto permitió a Arconada realizar la mejor parada de la tarde, en un balón que iba a la escuadra derecha. El portero se resarcía así, sobradamente, de su posible indecisión en el gol, aunque siete minutos antes había salvado otro tirazo de Estella, en el único fallo de Kortabarría.

En la segunda parte el Barcelona salió a rematar y el riesgo mayor que corrió, al subir Alexanco al ataque, tuvo su premio. Antes del descanso sólo se había adelantado una vez con peligro, pero disparó sin fuerza. La marcha de Zamora fue también decisiva y la Real no levantó ya cabeza. Si antes, con el Barcelona al ataque, no había podido, difícilmente después. Elcuadro de Lattek trianguló muy bien el juego, siempre con movilidad en sus hombres, y aún pudo marcar algún gol más, por medio de Simonsen -¡cómo no!-. Sólo Górriz pudo siempre a Quini. La entrada de Celayeta para emparejarse con Víctor y adelantar a Alonso tampoco sirvió, pues Manolo le vigiló bien. La Real no perdió la cara ni fue arrollada, pero no pudo más. El Barcelona, que al decir de los lugareños jugó el mejor partido sin Schuster, tuvo una tarde feliz, bien distinta a la noche del Atlético en la Copa. El empate del Español en Madrid -siempre el trauma real al fondo- recibió una enorme ovación.

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