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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los ciegos aclaran

Yo, aunque no soy ciego, creo conocer y vivir a fondo sus problemas, pues me une a ellos mi trabajo y mi vocación: dedico mi vida a la enseñanza en uno de los colegios que la Organización Nacional de Ciegos posee en Madrid.Afirmar (véase EL PAÍS de 17 de enero de 1982) que tanto los vendedores del cupón como los empleados "...tampoco se hallan integrados en la Seguridad Social..." es sólo una verdad a medias. Evidentemente, no estamos vinculados a la Seguridad Social, pero sí somos beneficiarios de nuestra propia seguridad social, pues nuestra Caja de Previsión Social y esa sociedad privada que cita en su artículo sí llenan con creces ese vacío y, por supuesto, no la sustituyen tan "anómala como insuficientemente", sino que en algunas prestaciones (servicio médico-farmacéutico, sanatorios, pensiones, etcétera) superan las que la Seguridad Social estatal aporta a sus beneficiarios.

Decir que la ONCE atiende a los niños ciegos "...sólo a partir de los seis años..." es desvirtuar la verdad. Para demostrar lo contrario me gustaría remitirle a nuestra Circular 548, de 6 de abril de 1976, la cual, en sus puntos 1. 1, 1.2, 1.3 y 1.4, contempla la problemática de los niños ciegos antes de los seis años. Para estos niños, evidentemente, la ONCE no tiene establecidos por el momento centros escolares propios, pero sí los atiende de alguna manera efectiva. Esta atención ha sido ratificada recientemente por un acuerdo del Consejo Superior de Ciegos, adoptado a finales del pasado año, con el Instituto Nacional de Educación Especial.

Informar de que los escolares ciegos son atendidos por la ONCE "...siempre que no presenten sintomas de retraso en el aprendizaje..." es no conocer apenas nuestro sistema educativo. Yo, precisamente, imparto clases a alumnas ciegas con graves deficiencias psíquicas, no con "simples síntomas de retraso en el aprendizaje". La ONCE no autoriza el ingreso en sus centros sólo a los alumnos cuyos defectos físicos o psíquicos les impidan "...desenvolverse en régimen de internado...". Sólo en esos casos.

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La ONCE, además de proporcionar, con la venta del cupón, un fácil y rentable modus vivendi para los afiliados que no deseen o no puedan seguir estudios superiores, ha trabajado (y así lo ha demostrado su Tutoría de Becarios y Asesoría Universitaria) para derribar ese muro de barreras legales que impedían el acceso de los ciegos a ciertas profesiones. Para demostrar mi afirmación sólo es necesario hacer un recuento de cuántos ciegos se dedican a la fisioterapia, a la enseñanza (incluso superior), a la telefonía, a profesiones liberales, etcétera. Después de comprobarlo podrían cambiar los puntos de vista.

Su artículo, literariamente es bueno, aunque objetivamente parcial. Y creo que este defecto no es imputable a esa redacción del diario que usted dirige dignamente, sino a cualquier posible información que ha recibido./

profesor de colegio de la ONCE, y profesor ciego.

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