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ENTREVISTA CALVO SOTELO-MARGARET THATCHER

Ningún resultado concreto en el viaje de Calvo Sotelo a Bruselas

Soledad Gallego-Díaz

La visita del presidente del Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, a Bélgica -país que ocupará durante los próximos seis meses la presidencia de turno de la Comunidad Económica Europea (CEE)- se ha cerrado sin sorpresas ni anuncios espectaculares. Como era de prever, los belgas han ofrecido a Calvo Sotelo su decidido apoyo para activar las negociaciones para la adhesión de España a la CEE, pero ese apoyo existe ya desde hace años, sin que Bruselas haya logrado desbloquear las conversaciones hispano-comunitarias.El presidente del Gobierno -decidido, tal vez, a movilizar todas sus fuerzas para que la integración efectiva en la Alianza Atlántica, prevista para el mes de mayo o junio, coincida con un auténtico empuje en las discusiones con la CEE- ha asegurado que se producirán acontecimientos importantes en este semestre. Todo parece indicar, sin embargo, que la adhesión de España al Mercado Común Europeo va a retrasarse un año más y que la fecha de 1984, mantenida por Madrid y por la Comisión Europea, no es «realista», según portavoces autorizados de la CEE.

El propio ministro de Asuntos Exteriores belga, Leo Tindemans -un decidido partidario de la ampliación de la Comunidad y una difícil e importante personalidad política-, no ha ocultado las dificultades que se presentan. Tindemans, al tiempo que aseguraba que la integración de España es un «objetivo prioritario» de su presidencia de turno, adelantaba también que «los problemas internos de la CEE, especialmente en lo relativo a la agricultura, plantean dificultades para esa integración».

Todas las buenas intenciones expresadas por unos y por otros tropiezan inexorablemente con una realidad: -con Francia a la cabeza- los diez no están dispuestos a ampliar la CEE antes de solucionar sus propios problemas, y es difícil creer que una crisis como la actual va a encontrar una salida definitiva en los próximos meses. Si no se encuentra una solución antes del mes de marzo y si las negociaciones con España continúan bloqueadas para esas fechas en sus aspectos más importantes, nadie en su sano juicio podrá seguir manteniendo que España será miembro de la Comunidad Económica Europea en 1984.

Lo único concreto de la visita de Calvo Sotelo a Bruselas -la primera que realiza oficialmente a la capital comunitaria desde que es presidente del Gobierno-es el compromiso español de participar, lateralmente, en la cooperación política europea.

Sin ser miembro de la CEE, el Gobierno español está dispuesto a concertar su política exterior «con nuestros futuros socios» en todos los temas y conflictos importantes: Polonia será la primera ocasión. Tal vez Calvo Sotelo y José Pedro Pérez-Llorca estiman que más vale seguir la política exterior de los diez que no tener ninguna.

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