Los gestores deben rendir cuentas
Desde hace tiempo es muy frecuente leer a diario que se denuncien presuntas irregularidades en instituciones y empresas, y el ciudadano se pregunta si no es posible un control eficaz del gasto para cortar situaciones anómalas y fraudulentas que cada día sorprenden a la opinión pública. La sociedad necesita unos mecanismos de control hacia sus gestores que impidan que se cometan evidentes incumplimientos de eficacia, con olvido de las elementales normas del control de gestión.El control económico en una economía en crisis requiere un tratamiento especial, que pasa necesariamente por la implantación de la auditoría en la gestión de los recursos económicos, y no hay otro camino que asegure la fiabilidad y correcta aplicación de los medios económicos. Así lo ha entendido la CEE, que implanta la auditoría como herramienta que garantice una imagen fiel de la empresa (IV directriz) con unas normas muy concretas de las personas que están capacitadas para auditar (VIII directriz: censores jurados de cuentas). La normativa comunitaria, si se implanta legalmente, ayudará a difundir una imagen cada vez más fiel de la estructura económica, y este proceso no se puede retrasar, como están pretendiendo algunos sectores económicos y de Prensa, argumentando que supone un coste adicional en momentos críticos, olvidando que justo en momentos críticos (año 1929) es cuando se exigió la auditoría para las sociedades mercantiles en EE UU como medio de control de información a la crisis de aquellos momentos,, actuando como instrumento útil para conocer tanto el inversor, el cliente, el proveedor como el Estado la verdadera situación de cada empresa.
La auditoría debe, hacerse extensiva como método de trabajo a los sectores públicos y semipúblicos de nuestra sociedad, que no presentar esa imagen fiel al final de su ejercicio presupuestario, porque evitan la transparencia y no desean que se realicen informes públicos de los hechos económicos que debían ser auditados.
Porque es lamentable, pero tenemos que añadir a este respecto que las severas normas de tipo administrativo, económico y -financiero que existen en nuestro país no han servido para que el gasto público sea controlado debidamente, obteniendo la rentabilidad deseada, en función de la inversión que se realiza, y del esfuerzo contributivo de los ciudadanos.
Tradicionalmente, rendir cuentas se pidió, desde a los más grandes reyes, pasando por grandes capitanes y terminando por nuestros actuales gerentes o consejos de administración. Y al rendir la cuenta hay quien lo entendió como un acto normal que se realiza después de cualquier gestión encomendada, y otros se fueron por los cerros de Ubeda, alegando sus buenos resultados. No se puede olvidar, y la historia nos lo recuerda permanentemente, a los que practicaron y practican el rendir cuentas sólo ante Dios y ante la historia.
El incremento incesante del gasto público hace inexcusable una, revisión de la política y procedimientos de control presupuestario que garanticen un cumplimiento de los principios constitucionales de economía a través de una eficacia en la aplicación de los recursos que haga posible el incremento de la productividad por medio de un control efectivo. Para alcanzar esas metas se necesita que la medida aplicada no sea en términos incrementales, sino por procedimientos que cuestionen los programas de gastos consolidados.
El horizonte actual de la auditoría se dibuja tomo un nuevo poder que la sociedad desarrollada tiene que emplear con profusión y control para dominar los mecanismos de la estructura económica, sea ésta privada o pública.
Hoy las necesidades de la comunidad se cubren con medios económicos generados con el esfuerzo de todos y se convierten en necesidades públicas aquellas que, encada momento, histórico y se asumen por el Estado, y se satisfacen al margen del mercado.
En otros tiempos, muchas necesidades sociales se cubrían de modo individual; hoy, por el contrario, la incidencia de la actividad financiera del Estado es creciente, y el propio sistema económico solicita planes de reestructuración de sectores, para sobrevivir a los problemas generados.
Derecho a la información económica
Podemos concluir diciendo que mantener intacto el presente sistema de rendición de cuentas, tanto en empresas o entidades públicas como en privadas, supone un coste económico y social que nuestro sistema no puede soportar. El resultado final lo estamos viviendo, incurriendo unos y otros en grandes déficit, sin que se divise un mejor funcionamiento.
La auditoría ofrece una doble perspectiva de eficacia y control de la actividad económica, en un mundo en crisis, donde lo económico, es un problema de escasez de medios. La evaluación de los resultados y de la gestión, la cuantificación de responsabilidades en su caso, son metas que se alcanzan en toda investigación auditora, acreditándose como un indicador idóneo, para juzgar sobre el cumplimiento de los objetivos en términos de eficacia. Las conclusiones de los informes deben ser públicas y estar a disposición de cualquier ciudadano interesado en los resultados. Registros públicos en lo mercantil y oficina de auditoría general en el Tribunal de Cuentas y en el Parlamento a disposición del ciudadano que lo solicite.
La importancia que ha adquirido la auditoría en nuestra sociedad consiste en su poder de atracción sobre el ciudadano de la calle, sufrido contribuyente del IRPF que se aferra a la censura jurada de cuentas como el único camino capaz de iluminar la oscuridad con que se presentan los datos económicos. Nunca como un arma arrojadiza, ya que la verdad no se arroja contra nadie, sino que se sitúa por encima de toda contienda en beneficio del común. La sensibilidad económico-social del país exige que se introduzcan normas que obliguen a un control independiente, para que desaparezca el atractivo de administrar lo ajeno (público o privado) en beneficio propio. Por consiguiente, esa publicidad que difunde el elevado coste de las auditorías no tiene fundamento; lo gravoso es precisamente el desconcierto y la confusion economica.
Nos adentramos en una etapa. histórica, en,donde el fundamento de la verificación económico-contable serán los cimientos de la nueva economía, pues la única fuerza que dará consistencia a nuestra, sociedad se asienta en un orden veraz, nunca en la arbitrariedad. económica dominante.
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