El aborto, pena de muerte
Hoy día, en casi todos los países se ha abolido la pena de muerte ¡aparentemente!, porque en los momentos actuales mueren más niños por el aborto que en la Revolución Francesa por la guillotina y que en la segunda guerra mundial, incluidas las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima.Nadie se lava de un crimen escudándose en una ley inicua como la que protege el aborto. Esta ley, contraria a la moral, a los derechos del hombre y a los descubrimientos de la ciencia, no puede eximir al que aborta de su plena responsabilidad. El legislador favorece el crimen, pero no está en su poder el cambiar los fundamentos de la moral. El asesino permanece asesino.
Con el pretexto de que el niño es una parte de su cuerpo, y por tanto de su exclusiva propiedad, las madres creen poder ejercer sobre ellos un derecho de vida o de muerte. Esta doble pretensión ño tiene ningún fundamento biológico. De una generación a otra, las células reproductoras aseguran la perennidad de la especie. El embrión constituye enteramente un individuo distinto del organismo materno, en el que vive en modo parásito.
En la reproducción humana tienen un papel tres actores: el padre, la madre y el niño intrauterino. Ahora bien., el legislador, verdaderamente, no ha tenido en cuenta más que el de la madre. Dejar sólo a ésta el papel de sacrificar al hijo que alimenta en su seno es una aberración jurídica que desconoce los derechos del niño, derechos cuyos fundamentos biológicos no puden ser puestos en duda.
En los países donde se ha abolido la pena de muerte no será verdad hasta que no esté abolida la ley del aborto; de otra fórma, será una verdadera farsa./
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