La crisis polaca, decisiva para el futuro de la Conferencia de Seguridad de Madrid

La Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) interrumpirá hoy nuevamente sus trabajos, en medio de presagios pesimistas sobre la consecución de un acuerdo final y con la crisis de Polonia como uno de los puntos más conflictivos entre Oriente y Occidente, que puede suponer el fracaso definitivo del proceso iniciado en Helsinki en 1975.

Informaciones no confirmadas señalaban ayer que la Unión Soviética ha rechazado la negociación de un documento final sobre la base del proyecto presentado el miércoles por los países neutrales y no alineados. El Gobierno francés, según informa Efe desde París, considera que el diálogo comenzado entre los países participantes en la CSCE ha quedado "sin significado", a causa de la situación en Polonia. El primer ministro galo Pierre Mauroy, declaró ayer que la situación actual en ese país es "contraria a los acuerdos de Helsinki" y que los delegados franceses lo expresarán así en la Conferencia de Madrid.Por su parte, el jefe de la delegación norteamericana, Max Karripelman, indicó claramente el miércoles que si la situación se deterioraba en Polonia, la Conferencia de Madrid estaba condenada al fracaso.

En otros círculos se consideraban todos esta serie de rumores y afirmaciones drásticas como algo lógico en los últimos momentos de una negociación internacional, aunque se trate de una tan larga como la reunión de Madrid, cuya fase preparatoria se inició en septiembre de 1980.

En cualquier caso, las expectativas para la Conferencia oscilan entre el 'Tracaso rotundo" que supondría el rechazo del proyecto presentado por los países neutrales y no alineados, y la continuación de las discusiones sobre el documento el próximo mes de febrero. Los trabajos de la CSCE se reanudarán a mediados de febrero, según la opinión más extendida, ya que no hay tiempo material de ponerse de acuerdo sobre el proyecto de documento final antes de la pausa navideña.

Para hoy viernes se espera una sesión maratoniana, con numerosas intervenciones de los 35 Estados participantes y con la crisis de Polonia como uno de los temas candentes, que será sacado a relucir por las delegaciones occidentales, incluida la española. La delegación polaca en la CSCE insiste en que los acontecimientos que tienen lugar en su país constituyen un asunto interno. El embajador WIodzimierz Kosansky declaró que su Gobierno confiaba en que la situación en Polonia no modifacría el desarrrollo de la reunión de Madrid de la CSCE.