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Doscientos militantes del PSUC piden una superación de la crisis interna sin ceder al reformismo

Alrededor de doscientos militantes del PSUC han suscrito un documento en el que, además de criticar las actividades fraccionales, se pronuncian por una superación de la crisis interna del partido, que no signifique la institucionalización del reformismo.

El documento ha sido asumido por un sector de la izquierda del PSUC, no alineado con las posturas de los prosoviéticos. Los firmantes, en este sentido, «lamentan que las recientes sanciones y los comportamientos que las motivaron puedan tener consecuencias en sectores obreros indispensables». Afirman a la vez la existencia de «un desprecio reiterado de las normas internas por dos posiciones intolerantes y excluyentes».La iniciativa del documento ha surgido de un núcleo de profesionales de la izquierda del PSUC, entre los que se encuentran Joaquín Sempere, leninista y miembro del ejecutivo del PSUC durante la etapa anterior al V Congreso. Los firmantes se encuentran mayoritariamente en el sector de profesionales e intelectuales, habiéndose identificado con estas tesis cargos públicos como Josep Miquel Abad, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, y Antoni Farres, alcalde de Sabadell, entre otros. Algunos miembros del Comité Central del partido, entre los que se encuentran varios cuadros del movimiento obrero, han asumido estos planteamientos, con los que se identifican asimismo Rafael Ribo y Manuel Vázquez Montalbán, de la ejecutiva del PSUC.

Los firmantes del documento pretenden situar el congreso extraordinario del PSUC de forma que los prosoviéticos no capitalicen los resultados del congreso anterior, pero evitando que la futura dirección del partido quede hegemonizada por el sector socialdemócrata. En este sentido, los resultados del V Congreso no se interpretan como una victoria de la tendencia prosoviética, sino como «la rectificación de una trayectoria anterior que llevaba a la pérdida de identidad del PSUC corno partido de clase y revolucionario». Los firmantes del documento mantienen, por otro lado, una actitud crítica hacia la dirección del partido, a la que pretenden forzar hacia una desvinculación de los socialdemócratas.

Por otra parte, las posibilidades de escisión en el PSUC parecen quedar aplazadas durante la preparación del congreso extraordinario. Las organizaciones del cinturón industrial barcelonés celebraron asambleas muy numerosas durante el pasado fin de semana, solidarizándose mayoritariamente con los dirigentes sancionados por el Comité Central, y contra las normas de convocatoria del congreso extraordinario. No se han producido salidas en bloque del partido, siguiéndose, en este sentido, la propuesta de los dirigentes expulsados, que aconsejan a los militantes dar la batalla en el interior del partido. No se descarta, sin embargo, que este sector llegue a convocar un congreso propio paralelo en el tiempo al congreso oficial, produciéndose entonces una escisión cuyo volumen dependerá, en parte, del éxito de las posturas expresadas en el documento de la izquierda leninista.

Los dirigentes expulsados del PSUC proponen asimismo recurrir las sanciones ante la comisión de apelaciones, una vez les sean notificadas. Los sancionados han convocado hoy, por otra parte, una asamblea de militantes en Sarriá (Barcelona), en la que solicitarán la solidaridad con los sancionados.

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