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Tumultuosa asamblea de los trabajadores del Vaticano

La tensión entre los empleados de la pequeña Ciudad del Vaticano, cuyo empresario es el Papa, ha vuelto a recrudecerse, según quedó demostrado en la tumultuosa asamblea de seiscientos trabajadores que tuvo lugar a mediados de semana en el comedor vaticano, y que duró más de seis horas.Los representantes del minisindicato que se ha creado con el permiso de Juan Pablo II tuvieron que hacer grandes esfuerzos para contener la agresividad de algunos oradores, que no sólo plantearon nuevas reivindicaciones que consideran justas, sino que criticaron, por primera vez, en público y sin medias tintas, la actitud de algunos de sus superiores.

"No es posible que quieran seguir actuando", afirmó uno de los sindicalistas, "como en los tiempos pasados, saltándose a la torera la última encíclica del Papa sobre el trabajo". Más explícitas y concretas estuvieron algunas de las trabajadoras, que denunciaron situaciones consideradas por ellas claramente antisindicales e incluso anticristianas.

La primera que se levantó fue una mujer que había estado ausente del trabajo durante 43 días por maternidad. Cuando reingresó sólo le aceptaron treinta días de baja, es decir, como si hubiera estado enferma, sin reconocerle el derecho a tener un hijo. "Y es ésta", preguntó, la defensa de la vida que tanto se predica dentro de estas murallas vaticanas?". A continuación se levantó la archivera de una congregación romana. Se enamoró de un sacerdote yugoslavo, el Papa no le dio la dispensa y se casaron civilmente. Acaban de tener una niña, él está "sin trabajo, porque lo perdió al dejar el sacerdocio", y ella fue despedida al serie aplicado el artículo 63 del reglamento de la curia romana, que prevé el despido "por faltas contra los deberes cristianos". Las protestas serán elevadas ahora al secretario de Estado, cardenal Agostino Cassaroli.

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