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Entrevista:

"Ningún Gobierno nuevo consigue gustar a todo el mundo afirma el vicepresidente para Asuntos Políticos

Rodolfo Martín Villa, político de largo recorrido, pese a sus 47 años, acaba de alcanzar la que es, por el momento, su cota máxima en esta profesión, con la reciente designación como vicepresidente primero del Gobierno, encargado de los asuntos políticos. Una función que todavía nadie tiene muy clara, y que él va a intentar definir durante este largo fin de semana en la isla de Lanzarote, adonde se ha retirado, «No será más de una cuartilla», manifestó el vicepresidente en los preámbulos de la entrevista mantenida en su despacho de Castellana, 3. Martín Villa se ha mostrado cauto en todas sus respuestas, y absolutamente reservado en lo referido a sus relaciones con otros miembros del Gobierno y la situación interna de UCD. No hay duda que «esa cuartilla» anunciada inquieta a más de uno en el Gobierno y en el partido.

Pregunta. Por primera vez en su larga carrera política se le presenta a usted como perdedor de una batalla, y esto sucede al tiempo que se le designa vicepresidente primero del Gobierno. ¿Está realmente satisfecho por la cuota de poder que le ha correspondido después de haber visto pasar a otras manos la secretaría general del partido y perder el Ministerio de Administración Territorial?Respuesta. Entiendo que una remodelación de Gobierno no debe nunca presentarse como una batalla o, al menos, yo no lo considero así. Aunque pueda parecer tópico, nunca he sentido en estos avatares ni el afán de ganar ni el afán de perder, sino únicamente la idea de prestar el mejor servicio posible. En consecuencia, no me considero ni perdedor ni ganador, pero sí satisfecho y preocupado por la confianza que el presidente del Gobierno ha depositado en mí al encomendarme la vicepresidencia, tarea esta lo suficientemente acaparadora de tiempo y energía como para no resultar compatible con la de dirigir un departamento ministerial.

El Ministerio de Administración Territorial queda en muy buenas manos, Y creo, por mi parte., que lo dejo habiendo cumplido los objetivos que me había propuesto. Se ha iniciado el proceso de ordenación de las autonomías y, en el marco de la política de concertación del presidente Calvo Sotelo se han negociado y logrado los acuerdos autonómicos al tiempo que se ha realizado una eficaz política local y enviado a las Cortes Generales el proyecto de ley de régimen local. Por lo que se refiere a la secretaría general de UCD, la propuesta que el presidente dirigió al consejo político fue a favor de Iñigo Cavero, propuesta que yo apoyé, sin reserva alguna, porque creo firmemente en ella.

P. Esa política de concertación autonómica ha sido fuertemente contestada por los nacionalistas vascos y catalanes. ¿Es posible todavía reconducir leyes como la famosa LOAPA?

R. El descontento de los nacionalistas se refiere fundamentalmente a las dos leyes de armonización. Es imprescindible mantener los principios de esas leyes (delimitación clara de competencias, relaciones diputaciones-comunidades autónomas, tratamiento de la función pública), pero es posible admitir en el Parlamento algunos cambios suscitados por los partidos nacionalistas, siempre de acuerdo con el PSOE.

"Este es un Gobierno de políticos experimentados y competentes"

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P. Acaso por eso, en la calle se tiene la impresión de que este es un Gobierno débil, provisional y de segundas filas. ¿Considera que es esta una etiqueta injustificada y que va a ser capaz el Gobierno de desmentirla?

R. Casi ningún Gobierno consigue, al ser formado, gustar a todo el mundo, y mucho menos a la oposición, cuyo papel es precisamente el de mantener una actitud crítica. En cualquier caso, nadie ha fundamentado la calificación de debilidad puesta en circulación. Este Gobierno está compuesto por políticos experimentados y competentes y va a ser el que convoque las elecciones de 1983, y no aspira a que se le juzgue por otros datos que por su capacidad para hacer frente a los problemas del país y por sus realizaciones.

P. También está en la calle, después de tantos meses de lucha interna de UCD, que este Gobierno no responde a las expectativas creadas y se trata más bien de un reparto del poder para contentar a todos los que todavía forman parte de UCD. ¿Tiene este Gobierno un programa político y un calendario legislativo distinto al del Gobierno anterior?, y si no, ¿cuál es la razón de este cambio?

R. Yo conozco la existencia de expectativas muy distintas entre sí, por tanto, imagino que la solución que se ha dado habrá satisfecho a unos y no a otros. Pero eso habría ocurrido con cualquier otra combinación. Respecto a la referencia al reparto del poder, es evidente que en política siempre se trata de lograr y repartir poder y responsabilidad, lo cual es legítimo. Pero, además, en la distribución del poder, que debe reflejar la composición de fuerzas dentro de cada partido, imperan otras circunstancias en el momento de elaborar la remodelación. Me refiero a la valía personal y competencia técnica, sin olvidar otros aspectos de oportunidad política.

Por otra parte, estamos ante un reajuste ministerial, y no ante un auténtico cambio de Gobierno en sentido estricto, que en un régimen parlamentario como el nuestro sólo se produce cuando el presidente del Gobierno es relevado. Siendo esto así, el programa del Gabinete es el propio programa de investidura del presidente, que es quien mereció la confianza del Parlamento.

Por lo que se refiere al calendario legislativo, únicamente le diré que entiendo que sería conveniente otorgar una clara prioridad a los proyectos en materia autonómica, ya que es necesario ultimar la vertebración definitiva de la España de las autonomías.

P. Se puede ser más concreto. ¿Es capaz este Gobierno de quitar la sensación de miedo que embarga a muchos españoles ante la amenaza del golpismo y de garantizar un juicio justo a los implicados en la intentona del 23 de febrero?

R. La respuesta a las dos preguntas es inequívocamente afirmativa, si bien el protagonismo judicial es muy decisivo. Aunque existen personas favorables a soluciones golpistas, es evidente que la inmensa mayoría del pueblo español se muestra contraria a esa eventualidad. En cambio, sí quisiera señalar que las continuas referencias a la posibilidad de intentonas golpistas podrían producir el efecto contrario de alentar esas pretensiones, pues.. de presentarlas como algo posible, se puede pasar a considerarlas como probables, inevitables, convenientes o incluso necesarias, según la valoración que ciertos grupos pudieran hacer de las citadas y persistentes informaciones. El Gobierno es constitucional y tiene el derecho y el deber de defender las opciones constitucionales. Tenga la seguridad de que no consentiremos intentos ni soluciones fuera de ese marco.

P. ¿Cree usted que hay conciencia en UCD de que todos estos largos meses de luchas intestinas han podido constituir voluntaria o in voluntariamente el único pretexto al que han podido acogerse los que piensan subvertir el orden constitucional?

R. Pienso que los que intentan subvertir el orden constitucional no necesitan pretexto alguno para hacerlo. Estoy de acuerdo en que la crisis un partido no beneficia a nadie. Pero, de todos modos, creo que sería injusto atribuir a los conflictos internos de UCD la calificación de pretextos para intentonas de subversión constitucional.

P. En la crisis de UCD, usted ha jugado un papel capital. En el congreso de Palma, los martinvillistas configuraron una mayoría y ahora han sido la pieza clave para dar un vuelco en el partido, desplazando a los suaristas. ¿Qué le ha llevado a jugar este papel, que podría ser parangonado con el de la bíblica Salomé? .

R. La gran aportación de Adolfo Suárez a UCD es la de personificar en un determinado momento la integración entre: las corrientes. Esto se quebró en el congreso de Palma, donde se pasó de la integración a la confrontación, pero creo que en este momento estamos más cerca de lo primero que de lo segundo. Cuanto más avancemos en los planteamientos de integración, más próximos estaremos a la idea que Suárez tiene de UCD.

"No hay razones para el desánimo" P. ¿Puede aguantar el segundo Gabinete de Calvo Sotelo hasta 1983 con un soporte parlamentario tan precario y amenazado por las veleidades de la plataforma moderada con Alianza Popular?

R. Los militantes de UCD a los que usted alude han desmentido rotundamente, y con toda publicidad, la posibilidad de abandonar UCD y de integrarse en Alianza Popular, y a sus declaraciones me remito. En cuanto al soporte parlamentario, opino que está suficientemente garantizado hasta la celebración de las próximas elecciones y e conformidad con el programa legislativo que sea conveniente realizar en ese período. Son muchos los problemas que están mejor encauzados ahora que en los últimos meses: relaciones laborales, problemas autonómicos, terrorismo, política exterior. Piense que hace un año hubiéramos considerado la situación actual en la lucha contra el terrorismo como la expresión de nuestros más altos deseos. Lo mismo sucede con la paz y seguridad en las relaciones laborales. La verdad es que no creo que existan datos objetivos para el desánimo.

"No me siento desplazado por elevación

P. Usted sabe que ha habido comentarios sobre la necesidad de una vicepresidencia política. ¿Está verdaderamente justificada o responde, como dice Alfonso Guerra, a la necesidad de desplazarle a usted del poder por elevación?

R. La necesidad de la vicepresidencia está para mí perfectamente clara: este Gobierno quiere ser eficaz y, para serlo, debe reforzar al máximo la coordinación en las esferas política y administrativa. No se requiere, por tanto, recurrir a la imaginación para intentar descubrir otras motivaciones. La coincidencia personal en las presidencias de Gobierno y de UCD hace necesaria esta figura, que antes, y con un Gobierno más reducido, no lo era. Insisto: no me siento desplazado por elevación, sino preocupado con la tarea que se me ha encomendado, que considero de gran importancia en este momento.

P. ¿Qué queda en estos momentos de aquella famosa frase suya "Yo seré el sucesor del sucesor?»

R. Esta frase ha alcanzado cierta fortuna, cuando la verdad es que la pronuncié más bien con cierta intención irónica y sentido del humor que con cualquier otra intencionalidad. En aquellas circunstancias, la frase quería significar lisa y llanamente que yo no luchaba por suceder al presidente del Gobierno, que es exactamente lo mismo que ocurre ahora.

P. ¿Va a luchar por formar parte del comité electoral de UCD?

R. La designación del comité electoral no será consecuencia de ninguna lucha, sino de la libre decisión del Comité Ejecutivo del partido.

P. Pero ¿usted querrá figurar en ese comité?

R. De mí se tiene una imagen de político electoral a la que no es ajeno el cariñoso trato que me da Peridis con el clásico puchero. Pero yo me he preocupado siempre más del Gobierno que del partido. Prefiero una España gobernable por mis adversarios a una España ingobernable por mis amigos políticos. No me preocupa la batalla por el comité electoral.

P. Sin embargo, se habla de sus proyectos de modificar la normativa electoral. ¿Qué hay de ello?

R. No es verdad, sólo he trabajado, como consecuencia de los pactos autonómicos, en el proyecto de ley de elecciones locales, pero en absoluto hay nada de una ley electoral que sustituya al decreto de 1977.

P. ¿Comparte la opinión de los que afirman que sería anticonstitucional convocar elecciones de acuerdo con el decreto de 1977?

R. Mi respuesta es clara: jurídicamente no hay inconveniente para que siga en vigor en tanto no haya una nueva ley electoral. Otra cosa es la conveniencia política, tema sobre el que no quiero pronunciarme.

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