Tomás Marco estrena en Madrid el "Diálogo concertante"

Emilio Mateu, primer viola de la Sinfónica de RTVE, demostró en el Real no sólo sus méritos de instrumentista, sino sus cualidades de auténtico concertista. Mateu -formado en Valencia, Madrid y Sanz: burgo- abordó, con la colaboración brillantísima del pianista Luciano Sarmiento, un programa interesante y ambicioso.Obra de amplio aliento y fuerte tensión romántica, la Sonata en fa menor, opus 49, de Antón Rubinstein, sirvió para dar medida de la calidad sonora, la limpia técnica y el concepto riguroso de Mateu y Sarmiento. Como contraste, la Sonata op. 11, número 4, de Paul Hindemith, nos recordó el valor del músico alemán como gran artesano y, lo que suele olvidarse, como músico de refinado instinto. La riqueza de las ideas melódicas, la sustantividad de los desarrollos, el dominio de un instrumento del que fue Hindemith auténtico virtuoso, cuajan en unas páginas que, probablemente, no pasan de ser reformistas en relación con el pasado romántico, sentido por Hindemith con más presencia que nostalgia.

Desde 1975, en que se cierra el catálogo dado por Gómez Amat en su biografía de Tomás Marco, el músico madrileño ha compuesto veintiocho obras de muy diverso género y varia dimensión. Entre ellas destaca, en el campo de la música de cámara, una serie de Dúos concertantes, el último de los cuales (de 1980), para viola y piano, escuchamos a Mateu y Sarmiento con carácter de estreno en Madrid.

Se muestra Marco proclive a valores melódicos articulados en sucesiones discontinuas, de modo que los valores momentáneos y los continuos están presentes, en la misma medida que alterna lo estático (la característica insistencia de Marco sobre una nota) con lo dinámico.

El diálogo instrumental está bien trabajado, a partir de una idea: el no sometimiento de un instrumento al otro. De todos modos, me parece que la atención del compositor hacia la viola ha dado como resultado una parte de mayor enjundia: expresiva, brillante, colorística.