Los estímulos fiscales no son la causa de fondo de la subida de la bolsa, según René Monory
René Monory, senador francés, ex ministro de Finanzas en el último Gabinete giscardiano y padre de una serie de normas de estímulo fiscal para las inversiones bursártiles, manifestó en unas declaraciones concedidas a EL PAIS que Ias desgravaciones fiscales no constituyen en sí mismas la causa real de la recuperación de las bolsas". Estas medidas deben ir acompañadas de un conjunto de disposiciones más amplio, y de forma prioritaria hay que acometer proyectos de educación de los inversores potenciales.
Pregunta. ¿Cuáles han sido la Filosofía inspiradora de la "ley Monory" y los resultados obtenidos con ella en las bolsas francesas?Respuesta. La primera cuestión es que la Filosofía general era educar a la gente, dado que en la economía francesa había existido una falta de comprensión por parte de la opinión pública en general sobre lo que significaba el beneficio y sobre lo que representaba la rentabilidad de la inversión. Ante estas circunstancias, se pensó en que si se quería mantener la posición de país desarrollado había que prestarle una atención prioritaria al ahorro y a la inversión dentro del conjunto de la realidad económica francesa.
P. ¿Cómo influyeron exactamente las desgravaciones"
R. Las desgravaciones de 4.000 y 5.000 francos franceses sobre la base imponible por unidades familiares, a las que habría que sumarle otros 1.000 francos más por hijo, con un plazo genérico de cuatro años, excepto en los casos de las personas con más de cincuenta años, a quienes se les extenderían los beneficios fiscales hasta el momento de su jubilación, y el tratamiento progresivo de las plusvalías, hicieron cumplir su objetivo a la ley, haciendo llegar a la bolsa nuevas corrientes de dinero que no sabían lo que era el mercado de valores.
Decir a estos nuevos inversores que comprasen acciones no era suficiente para que ellos lo hicieran, sino que era necesario otorgarles incentivos fiscales para que acudieran a la bolsa. Los resultados han sido el doble número de accionistas en tres años, la creación de numerosos clubes de inversiones, aportar a las sociedades una nueva corriente de financiación a las empresas, y a este respecto los resultados también han sido espectaculares, puesto que los aumentos de capital en la bolsa han sido de unos 4.000 millones de francos.
Por su parte, el índice de la bolsa se ha doblado en tres años y la capitalización bursátil ha pasado de 130.000 millones de francos a 260.000 millones en el mes de abril de 1981.
P. ¿Han sido únicamente las razones fiscales las que han impulsado el vertiginoso despegue de la bolsa francesa en los últimos años?
R. Han existido diversas razones que han influído positivamente en el mercado de valores. De todas formas, nunca hubiese sido posible un éxito semejante si no hubiésemos desarrollado una auténtica economía de mercado. Por la misma razón, nosotros hemos tenido que luchar contra la filosofía del Gobierno precedente, que pensaba que tenía que limitar la libertad de los directores de las empresas. Esta es la razón por la que en 1978 liberé los precios de casi todos los productos franceses, al mismo tiempo que suavizamos todos los controles que existían sobre cambios de divisas.
Por esta misma razón nos vimos beneficiados por la llegada de importantes flujos de capital extranjero, que en definitiva contribuyeron a apoyar las mejoras bursátiles.
Sin embargo, el esfuerzo vulgarizador de la bolsa ha sido importante. La educación inversora es un problema de media generación. Resumiendo, diríamos que los incentivos fiscales son catalizadores, pero no determinantes de la inversión.
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