La vuelta de Lauda revoluciona el "Circo"
La vuelta del austriaco Niki Lauda al mundo de la fórmula 1 ha revolucionado todo el esquema actual, al tiempo que ha forzado a un retraso en el tradicional y complejo "baile" de pilotos de final de temporada. A su retorno hay que añadir la más que probable retirada del argentino Carlos Reuteman, así como la casi segura reconsideración de su anuncio de retirada por parte del australiano Alan Jones. Estas altas y bajas, que coinciden con un "Circo" algo revolucionado en su estructura por el volumen de dinero en el que actualmente se mueve, hará que la próxima temporada se presente más movida que en ocasiones precedentes.
Niki Lauda, que cumplirá 33 años el 22 de febrero del año que viene, fue campeón del mundo de fórmula 1 en dos ocasiones. La primera, en 1.975, cuando sólo tenía veintiséis años de edad. Fue entonces el segundo piloto más joven de la historia de la fórmula 1 que alcanzó tan preciado título. El brasileño Emerson Fittipaldi lo había logrado a los veinticinco años de edad, tres temporadas antes.Un año después todo parecía indicar que el austriaco repetiría su triunfo de la temporada anterior. Pero su gravísimo accidente del Gran Premio de la República Federal de Alemania, que a punto estuvo de costarle la vida y del que salió con quemaduras que desfiguraron su cara y cabeza para el resto de su vida, le costó el renovar el título de campeón del mundo. Un título que le arrebató, con toda limpieza, el británico James Hunt.
Pero el accidente le costó al austriaco algo más que el campeonato del mundo del año 1976. Para un hombre frío y calculador como él, acostumbrado a dejar de lado cualquier apasionamiento, cualquier instinto humano para convertirse casi en una máquina, en un cerebro electrónico, el tener tan cerca a la muerte le cambió los esquemas vitales. Al final de esa misma temporada, en Japón, donde se jugaba el título con Hunt en una carrera disputada en condiciones infernales, bajo una lluvia torrencial, Niki Lauda se retiró mediada la carrera cuando ocupaba un puesto menos que discreto y dijo al bajarse del coche: "Tengo miedo. En estas condiciones no podía seguir corriendo".
Era la primera vez que Niki Lauda decía algo que le acercase a cualquier otro piloto, que le diese, frente a toda su actividad anterior, un carácter humano. Y muchos no se lo perdonaron. Porque el miedo es inherente a una profesión tan arriesgada como la de piloto de fórmula 1, pero la profesionalidad consiste en superar ese miedo y sentarse en el coche día a día, sin que ese miedo pueda hacer mella en las restantes condiciones del piloto.
Un año después, siempre en el seno de la escudería italiana Ferrari, Niki Lauda volvió a ganar el campeonato del mundo. Su táctica fue, una vez más la de siempre. Ganó tres carreras, y en las restantes mantuvo un planteamiento prudente, de "verlas venir", sumando puntos a base de aprovechar su incuestionable calidad, la de su coche y las averías y accidentes de los demás, que forzaban para conseguir una victoria a cualquier precio.
En 1978, el austriaco decidió dejar la casa italiana en la que se había formado y con la que obtuvo todos sus éxitos para fichar por Brabham. Sus relaciones con su compañero de equipo en Ferrari, el argentino Carlos Reuteman, tampoco eran demasiado buenas, y Lauda optó por un fichaje multimillonario en la escudería de Bernie Ecclestone. Ganó muchísimo dinero, pero la calidad de su coche no le permitió repetir sus anteriores triunfos.
Desde entonces, Niki Lauda ha permanecido alejado del "Circo". Los problemas de su actividad empresarial le han retenido tanto que no ha querido saber nada más de la fórmula 1, actividad deportiva en la que ganó todo el dinero necesario para poder crearla. Pero esos problemas, económicos fundamentalmente, son los que le han hecho volver ahora a la fórmula 1 con el claro objetivo de recuperar su maltrecha economía a costa de los coches. Su fichaje por McLaren le ha supuesto ya, de entrada, doscientos millones de pesetas. Cifra que le permitirá hacer frente a sus deudas, aunque difícilmente podrá hacer que recupere su antigua capacidad y su perdida forma física.
La vuelta de Niki Lauda obligará a una remodelación de muchos equipos, al unir un hombre más -y de la talla de Lauda- al "baile" de los pilotos de fórmula 1.
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