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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Elecciones en Grecia

LAS ELECCIONES generales que se celebran mañana en Grecia vuelven a plantear un tema presente ya.en las frustradas elecciones del 28 de mayo de 1967: la permanencia en la OTAN y en todos los sistemas occidentales o la neutralidad del país. Las elecciones de 1967 no llegaron a celebrarse: los pronósticos favorables a la izquier,da neutralista movilizaron a los militares, que dieron su golpe de Estado -el de los coroneles- el 21 de abril.Veinticuatro años después vuelve a dirimirse la cuestión. El Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), que disputa el poder al partido gubernamental, Nueva Democracia, propone el abandono de la OTAN e incluso el de la Comunidad Económica Europea. Hay otra vez pronósticos favorables a la victoria de la izquierda y otra vez rumores de que el Ejército podría llegar a intervenir.

El Ejército del 21 de abril de 1967 sólo fue muy ligeramente depurado, a pesar de la sangrienta acción.que llevó a cabo en sus años de dictadura, y tiene una tradición intervencionista y golpista tan fuerte que prácticamente forma parte de la historia política de Grecia como un factor permanente. Esta vez la campaña de la derecha es menos fuerte que entonces: la neutralidad propuesta por Georgios Papandreu en 1967 fue acusada de comunismo y prosovietismo; la que ofrece ahora su hijo, Andreas Papandreu, se ataca con más circunspección. No obstante, el fantasma del miedo -el miedo del paso de Grecia al comunismo, totalmente inverosímil, y el del nuevo golpe de Estado, bastante improbable-, se alza para tratar de que sea un factor electoral, es decir, para que los moderados se abstengan de votar a la izquierda, de votar al cambio, por miedo a las consecuencias. Hay incluso una izquierda que tiene miedo a la izquierda. No es un tema exclusivamente griego. Se ve en otros países. Francia acertó a romperlo -cuando también en la campaña de la derecha se representaba el catastrofismo-, y ese precedente francés puede alentar mucho a la izquierda griega. Aunque a Papandreu se le llama el Mitterrand griego, en realidad su posición es bastante más radical, conro corresponde a un país con problemas económi cos y sociales graves que necesitan de grandes reformas; pero tampoco se le puede presentar como un revolucionario.

Si la polémica entre el otanismo y el neutralismo llegó a romper la precaria y débil democracia europea en un momento, no es sólo eso lo que está en juego. Es el fúturo de un país empobrecido que trata de salir de una historia trágica; siglos de dominación extranjera, guerras perdidas con Turquía, y el fascismo, las guerras civiles, la ocupación alemana, la nueva guerra civil, la primera intervención europea de Estados Unidos -la doctrina Truman, se elaboró para Grecia- para reprimir las guerrillas, la represión de la izquierda... Una victoria del Pasok significaría un cambio muy claro en favor de unas clases sociales -entre las que se encuentra incluso una burguesía que tiende a ser desclasada- que han estado siempre oprimidas. Todo ello a condición de que pudiera gobernar, es decir, que obtuviera una mayoría suficiente para dominar el Parlamento o que consiguiera alianzas con los partidos menores. Y a condición después, si pa saba esta prueba -lo cual no es nada fácil-, de que la obstrucción de las clases dominantes le permitiera las reformas. Instituciones, burocracia, poderes regionales y locales están cubiertos por personas que proceden muchas de ellas del anterior golpe de Estado y que han sido afianzadas por el largo gobierno de la Nueva Democracia. Pero podría ocurrir también que el resultado electoral no fuese suficientemente claro en favor de nadie y que hubiera incluso que repetir las elecciones. Es decir, la situación está lejos de ser clara, y es de temer que después de las elecciones siga siendo poco resolutiva.

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