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"Miró, el pájaro luz", un ballet-pantomima que triunfa, en el Festival de Música de Venecia

Juan Arias

La voz de los críticos ha sido unánime: el anciano Joan Miró acaba de triunfar en el Festival Internacional de Música Contemporánea organizado por la Bienal de Venecia. Italia ha tenido el honor de dar vida a un antiguo sueño del gran pintor y escultor español, que desde 1932 soñaba con realizar una coreografía digna de su genio después de la pasión por la danza que se había manifestado en él en 1926, cuando, creó para los ballets rusos de Diaghilev las escenas de Romeo y Julieta. El título de la obra inspiraba a la pintura del artista catalán, y presentada en Venecia ante la crítica internacional lleva el título de Miró, el pájaro luz.

Se trata de un ballet-pantomima al que el surrealista Miró ha dado los dibujos para escenas y trajes. El escenógrafo ha sido Jesús Dupin, y la música, del gran artista italiano Sylvano Buscotti. La coreografia fue creada por Joseph Bussilo Toda la Prensa subraya que el ballet de Miró ha polarizado la atención del festival. Ya en los títulos de los diversos diarios se advierte la estima, el respeto y una gran ternura por este gran genio español: "el poeta que sueña en color" o "en aquellos colores luminosos una vida entera de armonía". El primer periódico del país, Corriere della Sera, llega a titular: "Miró: bello y un poco traicionado". Y es que Miró a:parece como indiscutible, intocable hasta en la pluma de los críticos más severos. Si desean poner una pega echan la culpa a la música, a la coreografía, a los bailarines, pero nunca a Miró, visto como un semidiós.

Exito indiscutible

Ya antes de su realización Miró, el pájaro luz se presentaba como un "éxito indiscutible". Sólo porque parecía imposible que con un material como el que había ofrecido el pintor catalán. pudiera realizarse una obra que no fuera un triunfo. En verdad todo el equipo que ha dado vida al magnífico ballet ha hecho milagros para que el espectáculo fuera digno del anciano y ya casi legendario artista, Lo aseguran los críticos, aunque se duelen que no haya sido traducido en la obra todo el material prepa rado para el ballet-pantomima. Pero los aplausos del público y de la crítica al gran músico Busotti; al coreógrafo Russillo, que repitió en parte su famoso Réquiem, pero con una agilidad y dulzura incomparables, y a la bailarina Marga Nativo han sido muy significativos.Se puede asegurar que después de la experiencia teatral de Miró Jeux d'enfants, de Bizet, en 1932, este ballet-pantomima presentado en Venecia ha sido el mayor triunfo,en este campo del gran pintor.

En el escenario destacaban los, colores puros: amarillos, azules, rojos, verdes, blanco y el negro en perfectas geometrías de luces y formas. Todo el espectáculo ha sido juzgado como "vivísimamente rico de ideas y caracterizado por una extraordinaria variedad y vivacidad cromática".

La trama de esta estupenda danza era como un sueño cargado de colores, de símbolos, de objetos creados para la danza. Se podía observar en las casi dos horas de tenso espectáculo como un hilo conductor. Era como la historia del poeta: desde el nacimiento del amor, los fantasmas crueles de la guerra y del inconsciente, al descubrimiento de la felicidad.

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