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Rodríguez Sahagún recaba apoyo político y financiero de los "siete grandes" de la banca y de la CEOE

Unión de Centro Democrático (UCD), a través de su presidente, Agustín Rodríguez Sabagún, ha reaccionado esta semana a las fuertes críticas realizadas por el presidente de la patronal, Carlos Ferrer Salat, en su discurso ante la asamblea general de la misma, y ha iniciado una serie de rápidos contactos con las fuerzas empresariales y financieras para intentar recuperar su apoyo político y, económico de cara a unas próximas elecciones generales. Así, el jueves, Rodríguez Sahagún almorzó con los presidentes de los grandes bancos españoles, y el miércoles cenó con Carlos Ferrer.

El discurso de Ferrer (véase EL PAIS del pasado día 10), que tuvo un claro matiz político, anunció la movilización de los empresarios en las próximas elecciones en apoyo de la fuerza o fuerzas políticas que defendiesen los intereses empresariales y una versión adecuada de la economía de mercado, y criticó a UCD y al PSOE en distinto grado, pronosticando la derrota del actual partido en el Gobierno si no cambia de política. «Si sus líderes y la indudable responsabilidad del presidente del Gobierno», dijo Ferrer, «no consiguen superar la ilógica concepción del centro como una mezcla de ideologías dispares y a veces contrapuestas, con reminiscencias de nuestro pasado reciente, prevemos una inevitable y próxima derrota electoral». Diferentes empresarios han señalado a este periódico que «Ferrer sólo dijo en alto lo que todos pensamos, por lo que es hipócrita rasgarse las vestiduras como han hecho algunos individuos de UCD».La reunión de los banqueros con Rodríguez Sahagún tuvo lugar en la sede de Banesto, y se enmarcó en las que habitualmente celebran los presidentes de los siete grandes con personajes de la vida política española (Felipe González, Martín Villa, Manuel Broseta, Raimundo Bassols, etcétera), aunque en esta ocasión venía precedida por el interés expresado por Sahagún en entrevistarse con los banqueros. Asistieron a ella tan sólo seis de los grandes por ausencia de España de Angel Galíndez, presidente del Banco de Vizcaya. (Es costumbre que a las reuniones de presidentes de bancos no asistan ni vicepresidentes ni consejeros delegados de las entidades, si algunos de ellos tiene.que estar ausente por causa mayor.)

En definitiva, almorzaron con Rodríguez Sahagún, José María Aguirre Gonzalo (Banesto), Alfonso Escámez (Central), Luis Usera (Hispano Americano), Sánchez Asiaín (Bilbao), Emilio Botín (Santander) y Valls Taberner (Popular). Rodríguez Sahagún habría hecho una exposición de la situación interna del partido del Gobierno y habría pulsado la opinión de los banqueros de cara a la futura financiación de UCD en las elecciones generales que se avecinan. Las opiniones de los banqueros fueron muy críticas, según han informado a este periódico algunos de los presentes en la entrevista. «Rodríguez Sahagún se marchó como había entrado, no sin antes recibir más de un varapalo». Según supo EL PAIS, a los banqueros les resultó extraño, «peregrino», textualmente, que esta vez el interlocutor de la banca no fuese como en otras ocasiones el presidente del Gobierno, Calvo Sotelo, sino el presidente del partido, Rodríguez Sahagún, una de las personas más discutidas por las diferentes tendencias que conforman hoy UCD. Para estas personas hubiera resultado de mucha más utilidad conocer de primera mano las opiniones de Calvo Sotelo, que es en UCD la persona que parece aglutinar más adhesiones, pero fue Rodríguez Sahagún el que se mostró interesado en asistir a la reunión. Sahagún pertenece a la tendencia suarista del partido.

La patronal se explica

Por otra parte, el miércoles, en el restaurante L'Hardy, cenaron el presidente de la CEOE, Carlos Ferrer, y Rodríguez Sahagún. El anfitrión fue en esta ocasión el segundo. Sahagún, que guardó un silencio sepulcral ante el discurso de Ferrer, declaró bastantes días después que «UCD no aceptaba injerencias de CEOE». La entrevista tiene un significado especial, recordando que antes de que Rodríguez Sahagún se arrojase al ruedo político (como ministro de Industria y Energía de uno de los Gobiernos de Adolfo Suárez) era vicepresidente de CEOE y presidente de la patronalde las pequeñas y medianas empresas, por lo que es una persona con especial sensibilidad para detectar el malestar empresarial. La movilización de los empresarios anunciada por Ferrer tiene importancia en dos sentidos: el número de votos empresariales (se calcula que hay alrededor de un millón de empresas en España), acompañados de la influencia familiar que puedan tener, y el dinero que puede aportar la CEOE para financiar la campaña de algún partido político. El gran dinero, que es el de la banca, se articulará previsiblemente a través de ésta, pero el pequeño dinero, las aportaciones individuales de los empresarios, se puede canalizar a través de las territoriales de la patronal. Y hay dos ejemplos significativos de ello: las últimas elecciones en la Generalidad, en las que Fomento aportó fondos para los partidos no marxistas, y las próximas elecciones gallegas, para las que la Confederación de Empresarios Gallegos ha conseguido a pulso 110 millones de pesetas, según anunciaron ellos mismos.Ferrer, por otra parte, habría insistido ante Rodríguez Sahagún en la necesidad de que UCD se consolide como partido de centro, incorporando a sus Filas a los liberales de Antonio Garrigues y potenciando a la plataforma moderada, en detrimento de los socialdemócratas. «Considero a título particular que es negativa la formación de un partido bisagra», declaró a EL PAIS hace unos días Carlos Ferrer, «porque entiendo que disgregaría el voto, y lo que hace falta es concentrarlo en pocas instituciones, pero que funcionen bien». El dirigente empresarial tiene con seguridad en la mente las palabras de Raymond Barre hace pocos días en una reunión celebrada en Madrid en el Círculo de Empresarios, en la que dijo que el principal factor de la derrota de Giscard d'Estaing en Francia fue la desunión de la derecha.

En la entrevista Ferrer Sahagún también habría estado presente la reciente creación de la patronal UNIPYME, escisión de la CEOE. En círculos empresariales se tiene por seguro el apoyo del presidente de UCD a esta patronal, a la que no hay que despreciar por considerarla poco representativa. Es más que probable que los directivos de UNIPYME utilizarán el argumento de que Ferrer y la CEOE se han politizado para aglutinar a los pequeños empresarios que quieren una organización representativa estrictamente profesional. Por otra parte, en las últimas semanas el aparato de UNIPYME se está moviendo a todo gas por las provincias españolas afiliando empresas y creando organizaciones territoriales.

Dar la batalla por perdida

La ofensiva de UCD para recuperar la confianza del mundo del capital viene avalada por una realidad. En muchos medios empresariales se da por perdida la batalla de las próximas elecciones por la debilidad de los partidos de la derecha. Se piensa que los socialistas arrasarán de no producirse un salto cualitativo en UCD. «No son los socialistas los que ganarán las elecciones será: UCD quien las perderá». Así, en distintos medios patronales se plantean la siguiente alternativa: dejar que UCD pierda las elecciones y preparar ya las de 1986 para ganarlas, o intentar un último esfuerzo para galvanizar ahora al centro y dar la batalla.

En la sede de la CEOE se ha producido en los últimos días una avalancha de peticiones del discurso íntegro de Ferrer en la asamblea de la patronal en la que fue reelegido presidente. Es comentario general que se quedó corto.

Resulta muy significativa la presencia de Rodríguez Sahagún como interlocutor de banca y empresarios, por su vinculación al actual aparato de UCD y a la familia suarista. Como se recordará, el análisis de diversos hombres del partido no vinculados a este aparato del discurso de Ferrer, señalaba una alternativa: o los empresarios van a apoyar a la gran derecha extraucedea -en cuyo caso la sociología electoral les adelanta ya los pocos votos que pueden conseguir- o intentan potenciar las corrientes moderadas dentro de UCD, sea plataforma moderada con o sin liberales de dentro y de fuera del centro democrático. Para Javier Solana, del PSOE, era claro que la patronal iba a apostar de aquí al futuro por la operación Calvo Sotelo de derechizar el partido en el Gobierno. Fraca Iribarne. de Alianza Popular, explicó que «muchas de las apreciaciones expresadas por Ferrer nos parecen de lo más lógico, sensato oportuno».

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