Huelga de gasolineras

Soy asiduo lector de su periódico y he observado que informaciones conflictivas concretas han sido erróneas y a veces parciales. Ahora una de ellas me afecta.Me refiero al editorial del 26 de agosto, titulado "Derecho al retorno". Pertenezco al mundo empresarial sin adjetivaciones de las EE SS. Por eso me asombra que en dicho edítorial se haga una afirmación tan falsa, y tengo que pensar que hay mala intención cuando en el mismo se dice que las EE SS hacen su agosto con las subidas periódicas. Las subidas nos perjudican claramente, porque un mayor precio implica, como es lógico, un descenso en el consumo, sin que tengamos descenso de gastos y sí aumento de capital inmovilizado, ya que los litros medios del tancaje valen más dinero. Nos compensan con comisión por litro vendido, y no por tanto por ciento sobre cantidad recaudada, por lo que está bien claro que nuestro beneficio dismínuye. Yo ahora pregunto: ¿dónde está nuestro agosto?

También me parece una falsedad demagógica decir que los concesionarios de EE SS disfrutan y abusan de un privilegio administrativo. Las concesiones no son canonjías dadas a dedo, sino concursos públicos donde hay que prever y arriesgar. El númerus clausus impuesto por la Administración lo es en aras de la eficacia, sin que conlleve por parte nuestra ningún tipo de abuso. El abuso se produce por parte de la Administración cuando, consciente y unilateralmente, huye de todo criterio objetivo para fijar unas comisiones que automáticamente se adecuen a las subidas fiscales y salariales; máxime cuando esa misma Administración sabe perfectamente la dificultad que conlleva hoy la gerencia eficaz de una estación de servicio: por eso, frente a hipotéticas incautaciones, presenta como dificultad la absorción de mano de obra.

Y termino diciendo que también me parece falsa la afirmación de que nosotros obliguemos a nuestro empleados a ir a la huelga; la mayor parte de ellos saben igual que nosotros que defender una rentabilidad mínima para el empresario es la única forma de defender sus puestos de trabajo. Y desgraciadamente esa rentabilidad mínima no depende, en su mayor parte, de una gestión eficaz, sino de una comisión justa y suficiente./