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Finalizó pacíficamente la revuelta de los 160 reclusos polacos, que han sido conducidos a otras prisiones

El intento de huida de un preso, que fue herido por un guardián, provocó una fuga masiva de presos en la cárcel de Bydgoszcz (Polonia), seguida de un motín, con ocupación de una parte de la prisión y presentación a las autoridades de una lista de veintiocho exigencias, representantes del sindicato independiente Solidaridad se vieron obligados a mediar en el conflicto entre los presos y las autoridades. Los 160 reclusos cesaron ayer en su actitud y abandonaron pacíficamente el edificio de la prisión en que se encontraban tras la mediación de Solidaridad y han sido conducidos a otras prisiones.

Los incidentes de la cárcel de Bydgoszcz pueden considerarse representativos de la situación que atraviesa actualmente Polonia y de los problemas de identidad o de autodefinición que afronta el sindicato independiente Solidaridad, que en Gdansk celebra estos días el primer congreso desde su fundación, hace un año, a raíz de las huelgas del Báltico.Bydgoszcz es una ciudad conflictiva. El pasado mes de marzo, la ciudad fue escenario del único enfrentamiento violento ocurrido entre las fuerzas policiales y representantes de Solidaridad en el primer año de vida del sindicato.

El pasado Fin de semana, un preso intentó fugarse de la cárcel de la ciudad, lo que provocó los disparos de uno de los guardianes, que hirió de gravedad al encarcelado. Ciento cincuenta v cuatro presos aprovecharon la confusión para huir de la cárcel y el resto de los encarcelados empezó a golpear con los platos las rejas de la prisión, lo que atrajo la atención de una masa de gente ante las puertas de la cárcel.

La muchedumbre reunida impidió a los guardianes la captura de los presos huidos y, lanzaron piedras contra la cárrcel, donde un grupo de unos 150 presos comenzó una huelga-ocupación. Ante la situación planteada, los representates locales de Solidaridad se vieron obligados a intervenir para calmar a la masa reunida ante la cárcel.

En el congreso de Solidaridad, en Gdansk, se pidió por los altavoces la presencia de los delegados de Bydgoszcz para discutir el problema y algunos abandonaron la reunión para mediar en el conflicto planteado en la ciudad.

Los presos presentaron una lisa de veintiocho exigencias a las autoridades: que no se sancione a los huidos y capturados o que regresaron voluntariamente, que se mejoren las condiciones sanitarias de la cárcel, que se cese a algunos de los guardianes más distinguidos por su brutalidad y, que se permita la entrada a la cárcel de las publicaciones del sindicato independiente Solidaridad.

El sindicato independiente se ha encontrado implicado en un conflicto ajeno por completo al ámbito laboral, un conflicto de carácter social entre presos y autoridades pero los hombres de Solidaridad se han visto obligados a intervenir. Primero, para aplacar a la muchedumbre enardecida, que sólo parece dispuesta a reconocer la autoridad de los hombres del sindicato, y después, para actuar de mediador entre los presos y las autoridades ante las exigencias de los presos.

El conflicto de la prisión de Bydgoszcz es representativo de la situación en que se encuentra Solidaridad, en una encrucijada entre la definición como fuerza puramente sindical o como movimientosocial, que debe afrontar y dar una respuesta a los problemas que tiene planteados el país en todos los campos.

Si Solidaridad se limita a una función puramente sindical, en el sentido tradicional, corre el riesgo de decepcionar las expectativas de los diez millones de afiliados que han puesto sus esperanzas en el movimiento surgido de las huelgas del año pasado.

Si Solidaridad se define como movimiento social, corre el riesgo de ser acusado por el partido comunista de intentar convertirse en un organismo político y de poner en tela de juicio el papel dirigente del partido en la sociedad.

Ayer, en el congreso de Solidaridad en Gdansk, se presentó una moción que pedía que se borre de los estatutos del sindicato independiente la frase que reconoce el papel dirigente del partido en Polonia. Otra moción presentada reclamaba que se someta a referéndum la ley sobre autogestión si el Parlamento polaco aprueba un texto legal contrario a las exigencias de autogestión, tal como la conciben los sindicatos.

Solidaridad cuenta con la fuerza del poder popular, derivado de sus diez millones de afiliados y del descontento con la gestión de un régimen que ha llevado al país a la ruina, pero ahora tiene enfrente a un partido fortalecido tras el congreso del pasado mes de julio, donde quedaron fuera gran número de dirigentes rechazados por las bases. Quizá este sentimiento de fortaleza dio pie al primer secretario del partido, Stanlslaw Kailia, para amenazar con el estado de excepción en Polonia.

Además, por si la fuerza del partido no fuese bastante, 100.000 soldados soviéticos, en maniobras hasta el próximo día 12, juegatl un papel disuasorio importante en la permanente crisis polaca.

El congreso de Solidaridad

"Polonia ha entrado en una nueva revolución y su fuerza motriz es Solidaridad", este texto de la presidencia (KKP) de sindicato libre polaco difundido el pasado domingo, viene a demostrar que los cerca de 10 millones de obreros adscritos al sindicato mantienen cuando menos las reservas sobre el papel dirigente del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista).

Aunque en el I Congreso de Solidaridad, que se celebra en su primera fase en Gdansk, deja la puerta abierta al entendimiento con las autoridades, el tono empleado, en el infurme de su presidencia, de treinta páginas, no da lugar a dudas sobre el objetivo que se ha marcado Solidaridad: "Nuestro sindicato" dice el documento "es el embrión de una vida nueva en el serio de un Estado que tiene ambiciones totalitarias" y añade que el movimiento de huelgas de agosto de 1980 es "un potente movimiento liberador que tiene como objetivo los derechos del hombre y del ciudadano así como la dignidad humana".

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