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Antonio Mairena anuncia que no actuará más ante grandes públicos

Alrededor de dos mil personas tuvieron anteanoche el privilegio de disfrutar de un acontecimieinto artístico y cultural único: presenciar la que probablemente será la última actuación pública de Antonio Mairena, el más grande cantaor flamenco de nuestro tiempo. A su 72 años, Mairena volvió a demostrar que es el maestro del arte jondo y tuvo que ser retirado del escenario por aquello de "un corazón en peligro". El marco no podía ser mejor. El maestro cantó ante sus paisanos, en Mairena del Alcor, donde pasó sus años jóvenes trabajando en la fragua y empapándose de gitanería y duende. El pretexto, la vigésima edición del festival de Cante Jondo que lleva su nombre y que él mismo organiza con la colaboración del ayuntan-úento; un festival con solera y tradición, en el que se han dado a conocer o se han consagrado cantaores que hoy están en candelero.

Eran casi las dos de la madrugada de ayer cuando le llegó el turno a Antonio Mairena. Después de exigir que le apagasen un foco de la televisión que le daba en pleno rostro, cantó unas seguiriyas llenas de quejío y de grandeza, mientras el público se le entregaba con expresiones como "eres una mina de arte", constantes olés y aplausos. A continuación, y siempre acompañado por la guitarra sabia de Enrique de Melchor, se arrancó por soleás, asegurando que "yo no me subo en el tren/ ni en segunda ni en tercera/ que una vez que yo me monte/ tiene que ser en primera". Y remató la faena con unas bulerías con letras antiguas y compás inigualable.

Jaleado por dos compadres que subieron espontáneamente a escena, Antonio Mairena terminó su noche bailando bulerías, no sin que antes José Menese, que había actuado con anterioridad, le ofreciese personalmente un par de martinetes, en un gesto que fue interpretado por un sector del público como oportunista y fuera de lugar. Hay que decir, en cualquier caso, que Menese no estuvo afortunado en sus cantes del festival mairenero.

Aunque la noche flamenca contó también con el poderío de Calixto Sánchez y el buen hacer de Fosforito y Curro Malena en el cante, el temperamento de Manuela Carrasco en el baile o el magisterio de Pedro Bacán a la guitarra, lo que quedará para mañana será la actuación de Antonio Mairena, sobre todo si se confirma que ha sido la última vez que canta para un público festivalero. El lo asegura con firmeza y, de hecho, ha rechazado un contrato de 150.000 pesetas por una aparicion en Sevilla el próximo otoño. Pero los cabales no pierden la esperanza de que, una vez más, se arrepienta.

Si así fuera, varios miles de aficionados acudirían de nuevo a otra cita de arte con el cantaor más redondo de los últimos años, la figura más respetada del flamenco en todo el mundo y el hombre que más ha hecho por la dignificación del cante jondo y de sus profesionales.

El vigésimo festival de flamenco "Antonio Mairena" quiso rendir homenaje a los medios de comunicación por su contribución a la convivencia democrática o -según el gusto de cada intérprete- a la difusión del flamenco. En concreto, le fueron entregadas placas conmemorativas a una docena de periodistas de prensa y radio andaluzas y al diario EL PAIS.

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