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La inflación es la lógica interna del sistema, según el profesor Prebisch

Joaquín Estefanía

La angustia ante la perplejidad de los economistas heterodoxos latinoamericanos sobre «¿qué hacer?» y una llamada a sus homólogos españoles para que respondiesen a dicha pregunta para encontrar una salida a la crisis económica, fue hecha ayer por el secretario general de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Enrique Iglesias, en el seminario que sobre «El retorno de la ortodoxia» se está celebrando en La Granda (Avilés).

Inició el seminario el brasileño Celso Furtado, que explicó la experiencia de su país, en el que pese a que no se ha llegado a utilizar el monetarismo como política económica general, la orientación de la industria a su propio mercado interno y como consecuencia del crecimiento del endeudamiento exterior, se encuentra en condiciones similares a las de los países claramente monetaristas como, por ejemplo, Chile. «El descontrol de la economía brasileña», dijo Furtado, «proviene del descontrol de su circuito financiero, que está perfectamente integrado de modo internacional. En Brasil no existe el mismo proyecto económico que en Chile, sin embargo se ven muchos de los efectos del monetarismo ¿por qué? Por la internacionalización del sistema financiero. Esta internacionalización lleva invariablemente al país a la ortodoxia liberal e impide un control nacional de la economía». Furtado destacó que la ortodoxia no se impone porque lo digan los Chicago Boys (discípulos de la escuela de Chicago), sino porque los países periféricos internacionalizan sus tipos de interés para alinearlos con los de los centros, y ello lleva a una pérdida de control de la economía nacional. «Esta es la verdadera ortodoxia», dijo. Para Furtado, los instrumentos clásicos de política económica están quebrados, han perdido su eficacia. «Posiblemente», terminó, «la única solución para Brasil sea el control del sistema financiero interno».

Prebisch la importancia del excedente

Intervino en segundo lugar Raúl Prebisch, al que la mayoría de los economistas heterodoxos latinoamericanos consideran como el iniciador de las teorías rebeldes a las clásicas elaboradas en los centros mundiales. Prebisch destacó el fracaso de quienes analizan la técnica del desarrollo capitalista sin tener en cuenta la estructura social. Rompía así con los académicos que interpretan la economía como una sucesión de fórmulas matemáticas. Para Prebisch, «sin examinar la estructura social es imposible comprender cómo el fruto de la creciente productividad que la técnica trae consigo se apropia principalmente por los estratos superiores de aquélla, donde se concentran la mayor parte de los medios productivos. Esta apropiación, en forma de excedente económico, es una característica esencial del desarrollo capitalista, pues allí se encuentra el mecanismo primordial de acumulación del capital». El economista entiende como excedente la parte considerable del fruto de la creciente productividad que no se transfiere a la fuerza de trabajo. Según Prebisch, la dinámica que ha caracterizado al desarrollo capitalista es la de acrecentamiento de la acumulación, absorción cada vez mayor de fuerza de trabajo con nuevos incrementos de productividad, crecimiento del excedente y un nuevo acrecentamiento del capital, y así sucesivamente. Ahora, la presión constante del consumo sobre la acumulación va transtornando esta secuencia dinámica hasta desembocar en la crisis del sistema. Se trata, en realidad, de la presión de las remuneraciones y de los impuestos sobre el incremento de la productividad y el crecimiento del excedente. Esta presión, en el curso avanzado del desarrollo, va debilitando el cumplimiento de aquella exigencia dinámica y lleva finalmente el sistema a la inflación. La inflación es para el economista argentino la lógica interna del sistema y ésta es una tendencia fatal verificada en el centro y en la periferia.

Prebisch hizo en toda su intervención una crítica durísima a los neoclásícos y a los frietmanitas, afirmando que «el mercado no es el supremo regulador como dicen ellos. Detras del mercado hay fuerzas que son determinantes, que son las que influyen y que son las que hay que mover». Finalizó su conferencia afirmando: «¡Cuídese, pues, la periferia de ciertas doctrinas impulsadas por una mano invisible que no es, por cierto, la famosa de Adam Smith. Y cuídese también de la mano muy visible aviesa de Milton Friedman y sus acólitos del monetarismo y del neoclasicismo!».

Crítica a la ortodoxia

Tras las intervenciones anteriores se produjo un tenso debate en el seminario, del que se pueden destacar algunas aportaciones como la del economista mexicano Rene Villarreal, quien tras explicar la similitud de los casos de México y Brasil en cuanto a la internacionalización de sus sistemas financieros, describió varios puntos de la llamada «receta monetarista»: libre juego de las fuerzas del mercado (no existen controles de precios y de cambios, pero sí de salarios); libertad de competencia internacional entre las fuertes y los países débiles, equilibrio presupuestarlo, lo que hace retirarse al Estado fuera del esquema , a favor del sector privado; por último, la intervención del Estado en política monetaria, mediante una regla automática no discrecional. El español Santiago Roldán matizó la intervención de Furtado afirmando que sí existen posibilidades de política autónoma. «Quizá lo que esté cambiando sean los instrumentos», dijo Roldán. Hay políticas autónomas con nuevos instrumentos, nuevos sistemas de intervención (políticas indirectas de intervencionismo que contrarresten la internacionalización).

En cuanto a la enorme deuda exterior brasileña, introdujo una idea sugestiva: «El Gobierno braslieño debe negociar con los bancos americanos con la posición de que si no pagan dicha deuda pueden hacer quebrar a varios de esos bancos». Furtado contestó a Roldán reiterando que, ante la internacionalización creciente, la principal discusión es de orden de prioridades, y sólo después buscar los instrumentos adecuados y coherentes.

Cardoso: el problema desborda a los sistemas económicos

La intervención más sugestiva fue la del sociólogo brasileño Fernando Cardoso, que partiendo de los cambios reales que en el mundo se han producido, como la internacionalización económica y una nueva forma de desarrollo, y de la existencia de una crisis, preguntó cómo es posible que tantos años después se plantee nuevamente una ortodoxia neoliberal cuando el mundo ha perdido tanto. Para Cardoso, esta ortodoxia es una ideología totalizante, no una ciencia. «Este retorno se ha producido», continuó el brasileño, «porque ni el socialismo ni los economistas latinoamericanos hemos dado soluciones a problemas reales como el gigantismo burocrático o la ineficiencia del Estado. Esto no tiene nada que ver con el sistema económico en sí mismo ya que en la URSS pasa lo mismo. La idea neoliberal prende porque no hemos dado ninguna respuesta a esos problemas».

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