Cuando llegue septiembre

Los mercados bursátiles mostraron ayer tendencia a la estabilización, dentro de la tranquilidad habitual de las vacaciones. La jornada tuvo su lógica. Una afluencia incisiva de las ventas, ya apuntadas el día anterior, busca hacer efectivos los beneficios latentes durante algún tiempo. Si no fuera por las telefónicas, que ganaron dos enteros, los índices generales habrían caído todavía más. Algo natural después de cinco jornadas veraniegas de máximos anuales consecutivos, sobre todo para aquellos que han hecho ya su agosto y no terminan de creerse la letrilla de «cuando llegue septiembre... todo será maravilloso».Sin embargo, las ventas tampoco presionaron ayer demasiado, a juicio de los expertos. El dinero se repliega y busca bajar los precios sin conseguirlo bruscamente. Todo esto ha tenido lugar sobre todo en el sector eléctrico, que parece ir encajando bastante bien el papel. Los vendedores, al ver la resistencia a la baja, consecuencia de una negociación abundante, no se pusieron nerviosos. Pero el índice sectorial del grupo bajó en Madrid 2,05 puntos, siendo compensado por una subida de 2,69 en el de monopolios. Quizá por ello poco después de cerrarse la sesión trascendía que las eléctricas esperan conseguir en breve otro aumento de tarifas (2,1%).

Los bancos llegaron a tener 130.000 títulos a la venta, repartidos igualitariamente, excepto el Popular, que contaba con unos 10.000 de demanda. No obstante, el sector aguantó bien el pequeño chaparrón y cumplió, al repetir en un 50%.