Churchill y el cine británico de propaganda bélica
Hoy, miércoles 26 de agosto, Televisión Española emite una vez más Lady Hamilton (1941). Una ambiciosa reconstrucción histórica de los amores entre lord Neison y lady Hamilton, que esconden una clara propaganda probritánica.
Después de recorrer media Europa e incluso hacer una primera incursión en Hollywood, el húngaro Alexander Korda se instala en Inglaterra en 1931. Ayudado por el Gobierno, que desea competir en el terreno cinematográfico con los norteamericanos, este exiliado funda London Films, crea las bases para construir el cine sonoro británico y produce un buen número de películas.Cuando comienza la segunda guerra mundial, las relaciones de Korda con el Gobierno británico no pueden ser mejores. El peligro de los bombardeos en Londres y las dificultades para trabajar en Inglaterra hacen que las principales figuras cinematográficas ingolesas emigren temporalmente a Estados Unidos. Korda no quiere irse porque le parece una cobardía y está acostumbrado a sobrevivir a todo tipo de catástrofes, pero su amigo Winston Churchill le ordena que cumpla la doble misión de producir películas de propaganda que animen a los norteamericanos a entrar en la guerra y que abra oficinas en Estados Unidos que sean un punto de apoyo para la red de espionaje británico.
En 1940 Korda se instala en Hollywood. Termina El ladrón de Bagdad empezada en Inlaterra, acabada en Estados Unidos y realizada por cuatro directores, y se plantea la posibilidad de poner en práctica la orden de Churchill. Sabe que si hace una película claramente probritánica, le atacarán la Prensa y el Congreso, que son aislacionistas. Busca un tema patriótico donde pueda ocultar el mensaje y llega a la conclusión que debe hacer un tema histórico a través del cual se pueda establecer un paralelismo con la situación actual.
La primera idea es hacer una biografía de WeIlington, en relación con la batalla de Waterloo. Pero el propio Churchill sugiere el nombre de Nelson y la batalla de Trafalgar. El equipo se pone inmediatamente en movimiento al encontrar en Lawrence Olivier y Vivían Leigh los intérpretes idóneos, están también exillados en Hollywood; ella es un descubrimiento de Korda y está ligada a él por un contrato; se trata además de una historia donde tienen papeles de similar importancia, que quizá logre limar lasli, asperezas surgidas en la pareja a raíz de los celos artísticos provocados en Lawrence Olivier por el éxito de Vivían Leigh en Lo que el víento se llevó (1939).
En Ladi, Hamilton (The Hamilton Woman, 1941), Kiorda quiere contrastar , la vida doméstica con la carrera de héroe naval de Nelson y contarla a través de Errima Hamilton para ocultar lo más posible su carga política. Debe ser una producción barata, porque se hace con su propio dinero, y rápida, para que no llegue a oídos del Gobíerno norteamericano. Se hace en seis semanas, a pesar de que hay que construir las maquetas de una flota de naves del siglo XVIII para la batalla de Trafalgar y numerosos decorados. La realiza un equipo prácticamente integrado por europeos emigrados. Aparte de los citados, el polaco Rudolpli, Maté se encarga de la fotografía: el húngaro Miklos Rozsa, de la música, y el también húngaro Vincent Korda, de los decorados.
Problemas con la censura
Una vez terminada, se plantean dos dificultades. Una es la conocida de tipo político: Mister Miniver, que acaba de hacer William Wyler tiene problemas con la Primera Comisión del Congreso por ser favorable al Reino Unido se dice que la industria cinematográfica recibe dinero de los judíos y de los agentes británicos para hacer películas que arrastren a la guerra al pueblo norteamericano; Ladi Hamiltion ha sido producida y realizada por un grupo de judíos europeos y agentes británicos y además contiene un largo y apasionado discurso, donde Nelson intenta convencer a los lores del almirantazgo para que no se fien del ofrecimiento de paz que les hace Napoleón, que ha sido escrito por el propio Churchill.La segunda dificultad imprevista es de orden moral. No se ha llevado el guión, antes de rodar, a la oficina Hays de censura porque se ha escrito día a día. Ni Olivier y Leigh, ni Nelson y Hamilton están casados. La censura la acusa de ser una «justificación del adulterio». Korda la defiende diciendo que es «un hecho histónco».
El problema moral se arregla al incluir una escena en la versión norteamericana donde Nelson se siente culpable de sus amores con Emma Hamilton. La Primera Comisión del Congreso acusa a Kiorda de «incitar a la guerra al pueblo norteamericano» le cita para declarar el 12 de diciembre de 1941, cinco días después, del ataque a Pearl Harbour.
Más interesado por la producción que por la dirección, sir Alexander Kiorda -que obtiene su título a petición de Churchill, por su labor en Norteamérica durante la segunda guerra mundial- deja de dirigir a medida que sus sueños como productor se hacen realidad. Lady Hamilton es la primera película que dirige en cinco años y, después, sólo hará dos más. Quizá sea la mejor de su filmografía, porque vuelve al estilo de Vidas íntimas, que le hizo famoso al emplearlo por primera vez en La vida privada de Enrique VlII (1933), por disponer de los grandes actores, por estar hecha como quien comete una travesura impropia de su cargo y por mezclar con habilidad el buen humor, la sátira y la política.
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