El Banco Popular incremento sus beneficios en un 29,6% en el primer semestre de 1981

El Banco Popular incrementó sus beneficios antes de impuestos durante el primer semestre de 1981 un 29,6% en relación a los obtenidos en igual período del año anterior. En este porcentaje no están considerados los resultados atípicos derivados de la enajenación de activos que sumaron 381,6 millones. De los datos que facilita el avance de resultados de la entidad destaca el importante incremento en las inversiones en bonos del Tesoro, que pasaron de 6.500 millones de pesetas, a 30 de junio del pasado año, a 20.300 al terminar los dos primeros trimestres del presente ejercicio, lo que representa una variación porcentual del 221,3%.Este desplazamiento en las inversiones del Popular está justificado según manifestó el secretario general técnico de la entidad, Manuel Martín, por la importante caída que ha experimentado la demanda de crédito en la primera parte de 1981, paralela al deterioro en la solvencia de los demandantes de préstamos.

Este fenómeno se detecta también con notable claridad en el discreto aumento que ha presentado la inversión bancaria típica en créditos y descuentos, donde, incluidos los deudores morosos, no sobrepasa el 3,5 % de incremento en el primer trimestre del año, y se sitúa en un 17,6% referido a las cifras de cierre del primer semestre del año anterior. Por el contrario, los depósitos de clientes aumentaron en un 8,9% en los seis primeros meses de 1980, y referido a los últimos doce meses se sitúa en un 23,1 %.

En relación a la situación actual de la economia española, Manuel Martín manifestó que existen algunos puntos que permiten establecer un moderado optimismo, como son el factor estabilizador, que supone en teoría la congelación e incluso la reducción de los precios del petróleo, aunque este efecto está quedando prácticamente anulado por la depreciación de la peseta frente al dólar. En segundo lugar, la posibilidad de que se produzca un relanzamiento de la economía en los países industrializados en los próximos meses, y que éste tenga un efecto beneficioso sobre la española por la vía del comercio exterior.

Un tercer punto para soportar el optimismo se apoya en los modos de hacer del actual presidente del Gobierno, y en algunas decisiones recientemente adoptadas, tales como el decreto de reconversión inclustrial o el programa trienal de inversiones. Por último valoró favorablemente en la carta a los accionistas la firma del acuerdo nacional sobre empleo (ANE).

No obstante, Manuel Martín enumeró también algunos de los peligros que desde su punto de vista acechan a la economía española: «Aumento del proteccionismo y de las subvenciones públicas y esperanza de reconversiones sectoriales a través del presupuesto, con la consiguiente ampliación del défici público hasta niveles toclavía más inaceptables. Esos peligros son particularmente ciertos en el desarrollo práctico del programa de reconversión industrial y en el plan de inversiones públicas recientemente aprobado, sobre el que -pese a las manifestacione oficiales- subsisten dudas sobre la forma en que se han seleccionado los proyectos: no se sabe en qué medida serán simples transferencias de capital y no inversiones reales y está cuestionada su validez global como vehículo que sirva para cumplir el compromiso gubernamental de creación de puestos de trabajo».