Una réplica adecuada
Las brutales agresiones de los incontrolados campesinos franceses contra los vehículos que transportan productos agrícolas españoles, en paso forzoso por Francia, se vuelven a repetir, con las mismas características de vandálica destrucción, este año. Nada importa ni cuenta como queda ahora suficientemente probado, cuál sea el signo político del Gobierno francés. Los agricuItores-exportadores españoles tienen que padecer la misma impune destrucción de sus productos cuando gobierna en Francia el socialismo de Mitterrand que cuando gobernaba, antes, la diferente política de Giscard.. Se trata, pues, de una anómala constante de agresividad, de terrorismo comercial, ante la que cierran los ojos, consintiéndola, las autoridades francesas.El problema tiene, de modo obligado, un primer tratamiento que consiste en las clásicas reclamaciones de Gobierno a Gobierno -la conocida víáde las conversaciones diplomáticas-, en las que ya ha comenzado a moverse nuestro Ministerio de Agricultura. Pero aunque resulte lamentable reconocerlo, las experiencias pasadas no garantizan, en ninguna proporción, que se logre por este. camino solución aceptable (léase-indemnización suficiente).
Al escribir apuntando hacia la Posibilidad de una civilizada represalia, de una cancelación de importaciones de productos agropecuarios franceses, no descartamos las réplicas quenos pueden hacer desde las áreas de la tecnocracia burocrática que domina las complejidades del comercio exterior.
La verdad, a nuestro juicio, empieza ya a ser otra cosa. Un asunto muy grave por cierto, que rebasa los condicionamientos técnicos,estrictos y que se trasvasa al. ámbito de la dignidad nacional. Así, como suena: de la dignidad nacional.
En defensa de unos españoles que han creado riqueza y tratan legalmente de exportarla, algo más habrá que hacer que solamente presentar reclamaciones. Los derechos internacionales y el prestigio de España demandan algo más tajante.
25 de julio
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