Un cadáver permaneció en el depósito de Móstoles sin las mínimas condiciones higiénicas
El cadáver de Isabelo Hervás García, quien falleció, a las cinco de la tarde del martes pasado, tras sufrir un accidente laboral, permaneció desde ese día hasta las cuatro de la tarde de ayer, en que fue enterrado, en el depósito de cadáveres de Móstoles, sin las mínimas condiciones higiénicas y en situación deplorable. Su familia manifestó a este periódico que «su cuerpo estaba repleto de hormigas, cucarachas, insectos y toda clase de bichos, sin que nadie hiciera nada para trasladarle a un centro con cámara frigorífica».Isabelo Hervás, de 38 años y de profesión soldador, resultó gravemente herido, el martes pasado, al explosionar cerca de él una batería que estaba reparando, lo que, según su cuñada Ana Soto, «le destrozó el cuerpo desde el pecho hasta los pies». Inmediatamente, fue trasladado al centro hospitalario de la Cruz Roja en Móstoles, donde ya ingresó cadáver. Después, tras detectarse su defunción, fue trasladado al depósito de cadáveres de Móstoles, donde permaneció hasta ayer «en condiciones vergonzosas», según manifestaba su cuñada.
Ana Soto declaró a este periódico que le parecía increíble que «en 1981 puedan ocurrir estas cosas. Mi cuñado es una persona, no es un perro», proseguía lamentándose con impotencia, «no hay derecho, no hay derecho...»
Isabelo Hervás García, casado y con tres hijos, llevaba largo tiempo trabajando como soldador.
La familia no ha recibido ninguna explicación oficial sobre las causas por las que el cadáver del señor Hervás se mantuvo en las circunstancias mencionadas.
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