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Un único anillo, de oro galés, para la boda de ladi Diana

Uno de los grandes misterios que rodea a la boda del príncipe Carlos de Inglaterra y de ladi Diana, el próximo 29 de julio, es el del anillo, hecho de oro galés, como ya es tradicional entre la realeza británica. Frente a las costumbres de otros países, que también se van apoderando poco a poco del Reino Unido, esta será una ceremonia de un solo anillo, pues el novio no recibirá ninguno.

El anillo que llevará ladi Diana Spencer cuando, a la salida de la catedral de San Pablo, sea ya la princesa de Gales ha sido hecho por los joyeros de la reina, Collingwoods, que, con su acostumbrada discreción, no quieren revelar ningún detalle, ni siquiera la inscripción que llevará. Desde la boda del duque de York (luego Jorge V) con la princesa María, en 1893, los anillos matrimoniales de la familia real son de oro galés.

El de ladi Diana estará hecho del oro de una pepita sacada de la mina de Clogau, en los bosques de Maesden, una pepita que tiene una larga historia. Su propietario, un tal Bartholomew, guardó lo que quedó de la pepita después de que, en 1923, el joyero W. J. L. Bertolle hiciera el anillo de la boda de la duquesa de York -ahora Isabel, la reina madre-. Bertolle compró después el resto de la pepita y se la ofreció a la entonces princesa Isabel, hoy reina de Inglaterra, cuyo anillo de bodas, en 1947, salió también de la pepita. De este oro se hicieron posteriormente los anillos para las bodas de la princesa Margarita, en 1960, y de la princesa Ana, que se casó en 1973 con el capitán Mark Phillips. La ocasión es aún más importante, pues esta será la primera vez que una princesa de Gales llevará un anillo de bodas de oro galés.

Amor que fluye continuamente

El anillo de bodas es una tradición de larga historia, pues según cuenta la leyenda el primer anillo lo fabricó Tubalcain, el padre de los herreros, para que su hijo se lo entregase a su esposa. Su forma redonda recuerda que el amor fluye continuamente, y se lleva en el cuarto dedo de la mano izquierda, el anular, pues según algunas creencias por él corre una vena directamente al corazón.En Inglaterra existen seculares prejuicios contra los anillos de bodas, pues los puritanos de Cromwell pensaron que se trataba de reliquias papistas e intentaron abolirlos, sin conseguirlo. Pero, a no ser que la novia se case con un extranjero, o que se aplique, como viene siendo ya la norma, los usos continentales, en el Reino Unido es la novia la única que recibe un anillo.

Ladi Diana no es una mujer a la que le guste exhibir sus joyas. En realidad, hasta el anuncio de su compromiso matrimonial, no se le conocía otra joya que una pequeña "d" de oro, colgada de una fina cadena del mismo noble metal. El 24 de febrero pudo, al fin, lucir su anillo de petición, un gran zafiro rodeado de catorce diamantes, montados sobre oro blanco de dieciocho quilates. Después se la ha visto con joyas, y en una ocasión con un collar, pulsera y pendientes de diamantes, con un magnífico traje negro.

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Será el príncipe Andrés, hermano de Carlos, el que llevará a la catedral de San Pablo el anillo.

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