_
_
_
_

Se inicia hoy, en medio de una gran tensión, la asamblea de los comunistas madrileños previa al congreso del PCE

Los firmantes del Manifiesto por un eurocomunismo renovador, directamente enfrentados a los eurocomunistas de Carrillo, anunciaron ayer a EL PAIS que abandonarán la conferencia provincial de Madrid, que hoy comienza, si no logran obtener veintidós puestos de los 55 que compondrán el próximo comité provincial, cifra que ellos consideran representativa del criterio de proporcionalidad. Este es uno más de los muchos puntos conflictivos que se presentan en esta conferencia, cuyos resultados van a ser decisivo para el X Congreso del PCE, previsto para finales de mes.

La candidatura a secretario político de Madrid del sindicalista Adolfo Piñedo, propuesta por Carrillo, no va a lograrse con demasiada facilidad, dada la actual correlación de fuerzas. Con los eurocomunistas divididos, no menos de cien prosoviéticos esperan obtener las ganancias del pescador en río revuelto. Mientras tanto, y en un intento de voluntad conciliadora, los hombres de Carrillo han anunciado ya que en noviembre volverá a celebrarse otra conferencia, esta vez con carácter extraordinario, para asumir los verdaderos cauces de renovación interna del partido.A pocas horas del inicio de la conferencia provincial de Madrid del Partido Comunista de España (PCE), que se inaugurará hoy, a las seis de la tarde, ninguna de las tres importantes tendencias que coexisten actualmente en las filas del comunismo madrileño sabe a ciencia cierta cuál va a resultar ganadora, ni mucho menos el precio político que va a tener que pagar por la victoria.

Los eurocomunistas están divididos en estos momentos en dos facciones. Por un lado, se encuentran los denominados eurocomunistas oficialistas o eurocomunistas no firmantes (del Manifiesto renovador), caracterizados por sus posiciones antisoviéticas, moderadas en muchos casos, y, fundamentalmente, por su Fidelidad fuera de toda duda a la figura del secretario general, Santiago Carrillo. Este grupo no cuestiona el aparato del partido con excesiva virulencia, si bien se muestra partidario de renovar «las viejas estructuras anquilosadas y burocráticas» que hoy en día subsisten en el PCE.

No obstante, y éste es el principal rasgo que les diferencia de los otros eurocomunistas, de los renovadores, es que confían plenamente en Santiago Carrillo para llevar adelante esta renovación en el PCE.

Eurocomunistas sin Carrillo

Los eurocomunistas renovadores, el segundo grupo en importancia, se dieron a conocer hace pocos meses, tras la reunión del último Comité Central, al elaborar y firmar un durísimo manifiesto en contra de la dirección de Carrillo. Entre sus críticas, proclamaban sin disimulo la ineficacia del actual equipo dirigente, y proponían el desmantelamiento del viejo aparato del partido. Este sector, obviamente, no confía en que Carrillo sea capaz de modernizar al partido.Precisamente por esta razón, por desconfiar de que la renovación del partido pueda hacerse con hombres como Ignacio Gallego o Romero Marín (por citar a dos viejas gIorias identificadas con el sector duro), demandan puestos en los órganos directivos del partido, parcelas de poder proporcionales a su representatividad, y, sobre todo, el reconocimiento de las minorías cuestión esta que nunca será admitida por Santiago Carrillo, porque, en su opinión, significaría admitir tendencias organizadas y facilitar la movilidad de la otra minoría, los prosoviéticos.

Todas las federaciones de Madrid y la periferia han elegido ya a sus delegados a la conferencia provincial. Las cifras no coinciden según sean facilitadas por los eurocomunistas no firmantes o por los renovadores. Para los primeros, la correlación de fuerzas es la siguiente: 240 eurocomunistas no firmantes, 86 prosoviéticos y 162 renovadores. Para estos últimos son 190 los delegados no firmantes 170 ellos mismos y 130 entre prosoviéticos, obreristas y leninistas.

En cualquier caso, los números están tan próximos que sería imposible predecir un resultado, si el carisma de Santiago Carrillo no fuera todavía tan fundamental para muchos indefinidos y si la posibilidad de barrer de los renovadores no les obligara a Un pacto ideológicamente absurdo con sus enemigos naturales: los prosoviéticos.

Entonces, ¿en base a qué supuestos se puede intuir el desenlace? Para dar respuesta hay que tener en cuenta varios factores. Por un lado, los eurocomunistas no firmantes han anunciado ya que no quieren pactar cargos o parcelas de poder con los renovadores, entre otras cosas, porque estos últimos podrían desplazarlos del poder.

Según afirmó a EL PAIS una fuente muy próxima a Carrillo, «lo que nosotros de verdad queremos negociar son postulados políticos, con voluntad integradora. Como prueba de buena voluntad ahí está el informe que hoy va a leer Simón Sánchez Montero, en el que se recoge una gran parte de las críticas que los renovadores nos hicieron en su manifiesto, y cuyas soluciones se van a adoptar en una conferencia extraordinaria de Madrid, que se celebrará en noviembre próximo». De esta manera. Santiago Carrillo se pone a la cabeza del movimiento de renovación interna, y de pasada piensan conseguir algo muy importante, «que los renovadores que de verdad lo sean, es decir, aquellos para quienes lo importante sea la nueva concepción política de partido y no el tener este o aquel cargo, voten nuestra candidatura», añadió.

En último término, esta posición de no negociar puestos obligaría también a los renovadores a conseguir la proporcionalidad a la que no están dispuestos a renunciar de una sola manera: aliándose con los prosoviéticos, un pacto que, sin duda, significaría su suicidio político. Pero los renovadores tampoco parecen dispuestos a caer en la trampa, y ya han anunciado que no van a aliarse con este sector duro del partido. Sin embargo, portavoces muy significativos de los renovadores han señalado a EL PAIS que, cuando se vote el reconocimiento de las minorías, ellos formarán piña con los prosoviéticos. De hecho, un acuerdo con éstos en la última reunión del comité provincial para votar a los miembros de la comisión de candidaturas -la de mayor trascendencia política en esta conferencia- les permitió incluir a tres de sus hombres. El precio político que tuvieron que pagar a cambio fue el nombramiento del duro Víctor Díaz Cardiel para la mesa que presidirá la conferencia.

En cualquier caso, los no firmantes están denunciando este pacto por adelantado, mientras los renovadores ya han advertido que si no logran veintidós puestos en el comité provincial se retirarán al humilde puesto de militante de base. De esta manera, y con una comisión de candidaturas formada por las dos tendencias del eurocomunismo, representadas al 50%, se inicia hoy la conferencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_