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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El duque de Suárez

Es una pena que artículos magistrales y análisis veraces, como el suyo del domingo «El Gobierno monocolor», pierdan su profundo valor por hacer referencia a concretos personajes políticos, sin más explicación que las querencias personales del autor.Me refiero, claro está -porque ningún otro político es objeto de críticas, salvo excepciones, y por actuaciones muy concretas-a eso de que los intentos por volver de Adolfo Suárez son folklore, porque ya ha sido nombrado duque. Esta clase de resbalones y de reflejos franquistas de un auténtico demócrata como usted , huyen decisivamente a coartar la democracia, a impedir su fluidez y a no posibilitar la cura de nuestra democracia con su remedio natural; es decir, más democracia.

Porque a usted, demócrata de ley, no parece importarle mucho que, desde 1977 hasta nuestros días, se esté demostrando, siempre que hay ocasión para ello, que Suárez es el hombre con más seguidores dentro de UCD, que la base de UCD es mayormente «suarista» y que Suárez es, sin duda alguna, el líder natural de UCD. Sin caciquismos ni intrigas. Y que incluso para el electorado centrista -y a pesar del deterioro sufrido por los ataques recibidos- sigue siendo el político con más imagen y más votos. A usted esto parece no deslumbrarle; a usted no le interesa escribir que, de acuerdo con ello, es un engaño a los ciudadanos que Adolfo Suárez no sea ahora mismo el presidente de Unión de Centro Democrático, llamado a formar Gobierno en 1983 si su partido obtiene la victoria (que no quiero ni creo que la, obtenga, porque mi voto será siempre socialista), ni le interesa denunciar, una y mil veces, que han sido las intrigas y maniobras de los altos personajes del partido los que llevaron a la dimisión a un presidente constitucional, nombrado por el pueblo y por el Parlamento. No, a usted, lo único que parece importarle es dificultar su vuelta, que debería ser natural, por algo tan absurdo como que ya es duque. Porque usted sabe que estos títulos es una simple costumbre de agradecimiento a los gobernantes, y que, de no haber recibido el ex presidente tal muestra de gratitud real, ustedes lo hubieran explotado hasta el infinito. Así y todo, ya se ocupa usted de decir que había perdido la confianza del Rey, sin explicar los fundamentos de tan personal aseveración. /

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