El almirante Rubalcaba destaca el papel que la Constitución da a las Fuerzas Armadas
El rey Juan Carlos presidió, a mediodía de ayer, la clausura del 17º curso académico del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional. Le acompañaban en el estrado los presidentes del Congreso y del Senado, el ministro de Defensa, el presidente y los tres miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor y el almirante Faustino Rubalcaba Troncoso, director del Centro.
En el paraninfo del CESEDEN se encontraba también el ministro de Cultura, el teniente general Manuel Díez Alegría, el capitán general de la I Región Militar, el director de la Guardia Civil, el inspector de la Policía Nacional y otras autoridades castrenses, además de los profesores y colaboradores del Centro y de los alumnos que han obtenido los diplomas del curso de Altos Estudios Militares (Alemi), del curso de Estados Mayores Conjuntos (Emacon) y de los cursos monográficos sobre Los acuerdos militares hispano -norteamericanos y sobre Tratados y acuerdos militares en vigor de España con países europeos.La última lección del curso estuvo a cargo del almirante director y trató del tema Evolución del concepto de defensa nacional.
Al analizar la evolución del concepto de defensa nacional, distinguió tres etapas: hasta 1939, desde 1940 hasta 1975 y desde 1975 hasta la fecha. Su referencia a la primera etapa tuvo carácter casi telegráfico. Mencionó como hitos la ley Constitutiva del Ejército, la ley de bases de 1918 y las reformas de La Cierva, Primo de Rivera y Azaña.
En la segunda etapa, cuyos límites coinciden con el mando de Franco, se dio, según el almirante Rubalcaba, una regresión al suprimirse el Ministerio de Defensa y dispersarse sus funciones en tres Ministerios -del Ejército, de la Marina y del Aire-, sin que el Alto Estado Mayor tuviera posibilidad alguna de coordinar los estados mayores respectivos. Alguna de las personalidades militares de primer rango que asistió al acto comentaba a EL PAÍS que esta decisión, perjudicial para los fines de la defensa, era fruto de la pequeña cuquería personal de Franco, pendiente sobre todo de mantener una división y evitar así cualquier veleidad de deponerle del mando.
Toda la etapa de Franco es una etapa de parálisis doctrinal que apenas registra la creación de la Dirección General de Protección Civil, en 1960, y la del CESEDEN, en 1964. El almirante Rubalcaba mencionó los intentos fallidos de llegar a una ley orgánica de la defensa, de la que se redactaron dos proyectos, en 1974 y 1975, pero evitó citar al inspirador de los mismos, que se encontraba en primera fila, el teniente general Manuel Díez-Alegría. Por último, enumeró los acuerdos militares de este período: Pacto Ibérico, acuerdos con EE UU y acuerdos con Francia. El director del CESEDEN describió el vacío legal que supuso en el arranque de la tercera etapa la inexistencia de la Constitución, aún no promulgada, y la derogación práctica de la ley orgánica del Estado. Luego repasó todo el proceso de reforma en la normativa de la defensa nacional y, en especial, la creación de la Junta de Jefes de Estado Mayor, la definición de la cadena de mando militar, la creación del Ministerio de Defensa en 1977, el lugar de honor en que la Constitución de 1978 sitúa a las FF AA -en sintonía con las demás instituciones-, y la ley orgánica de la Defensa Nacional, con el amplio trabajo legislativo que su promulgación desencadena. Tampoco aquí hubo mención para el hombre que presidió esta etapa, el general Gutiérrez Mellado.
Los informadores que cubrieron el acto fueron mantenidos estrictanente separados del público hasta extremos casi ridículos, rompiendo la tradición de otros años.
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