_
_
_
_
RELIGION

Millones de musulmanes en todo el mundo inician mañana el Ramadán, o mes del ayuno

Al igual que otros millones de musulmanes, argelinos, tunecinos y marroquíes celebran, a partir del jueves, un nuevo Ramadán, mes sagrado en el que, con raras excepciones, la prescripción del ayuno y la castidad son obligatorias. No obstante, la diversidad de sus respectivos regímenes políticos, los magrebíes se afirman unidos estrechamente en el cumplimiento de este rito anual, que no se limita únicamente al rezo, sino que comporta, a nivel social e individual, una considerable dimensión psicológica.

El Islam no conoce manifestaciones de carácter litúrgico, como el cristianismo. El Ramadán constituye una de las cinco obligaciones del creyente, junto a la profesión de fe, a través de la Chahada, fórmula de conversión que se pronuncia en las grandes ocasiones, el rezo ritual, o Salat, repetido cinco veces al día, la limosna legal, o zakat, que ha derivado en un impuesto percibido por el Estado, y el peregrinaje a la ciudad santa de La Meca, que todo musulmán debe realizar, al menos, una vez en su vida.El Ramadán, afirma una de las suratas del Corán, «vale más que mil meses por sí solo». El ayuno, en su sentido general, significa abstenerse de toda bebida y comida, así como fumar o tener relaciones sexuales, pero comporta también un sentido particular, relacionado, con la voluntad propia de no querellarse con el prójimo: no darse a la locuacidad, la inmoralidad y la vileza.

El ayuno purificador se extiende desde el alba a la puesta del sol, momento en que la lasitud que engendra la abstinencia da paso a una animación inusitada en calles y plazas, que se prolonga durante buena parte de la noche.

Los musulmanes viven las noches cálidas del Ramadán en la calle, tras haber comido y bebido copiosamente en sus domicilios. Una de las tradiciones orales de este mes cita la diversidad y exquisitez de los platos que se consumen en familia al final del ayuno. Platos en ningún caso frugales, cocinados a lo largo de cada jornada por las mujeres, quienes, al decir popular, «sufren dos veces la abstinencia, puesto que les está prohibido comer y beber, cuando toda su labor se concentra, precisamente, en la preparación de los platos».

El ayuno es una institución que forma parte de La concepción islámica del mundo. En ese sentido, realiza una dimensión del tipo de hombre que se propone edificar el Islam. Esta, como todas las otras religiones, admite un principio inmaterial en el ser humano, en el que se enraízan su vocación y su fe religiosas. Ese principio es designado bajo el término de rouh o espíritu.

El Ramadán recuerda a los musulmanes que sus cuerpos, perecederos, son portadores de una parcela de inmortalidad que debe sobrevivirlos, les enseña el ideal que rebasa sus propios límites y perspectivas terrestres, y les libera de las exigencias cotidianas y de la cárcel que constituye la vida misma.

El Corán precisa la significación del ayuno en estos términos: «Este (el ayuno) os ha sido prescrito a fin de que seáis píos...»; así, al debilitar su cuerpo, el musulmán lo pone en estado de piedad. Incontestablemente, los musulmanes, a través del mundo, parecen mejor preparados para soportar la austeridad que otras civilizaciones.

Cómo precisar el comienzo del Ramadán

El inicio del mes de ayuno es determinado por la aparición del cuarto creciente lunar. Al término del Chabán, octavo mes del calendario islámico, si la Luna no les visible a partir del vigésimo noveno día del mes citado, éste pasa a tener treinta días de oficio, y el Ramadán. comienza al día siguiente.En Argelia, las fechas de inicio y fin del Ramadán han sido fijadas por el Ministerio de Asuntos Religiosos, en colaboración con el principal observatorio astronómico del país, instalado en Buzareah, cerca de Argel. Un reciente congreso de países musulmanes celebrado en Estambul recomendó la adopción de un calendario, en base a los datos astronómicos, costumbre que tiende a generalizarse en el mundo árabe. El fin de este mes de ayuno queda determinado por la aparición del cuarto menguante lunar, al comienzo del mes de Chual.

Durante este mes, las personas de otras confesiones religiosas o los individuos que no profesan ninguna fe son incitados a mantener un cierto decoro durante el día, aunque no se les impone el ayuno. Sin embargo, algunos países, como Arabia Saudí, han dado a conocer a los no musulmanes establecidos en su territorio que se exponen a «sanciones disuasivas rápidas» (expulsión del país, sobre todo) si se les sorprende comiendo o bebiendo en público.

En el plano teórico, los profesores de la fe islámica subrayan los beneficios que el ayuno comporta sobre la salud física. «Es cierto», subrayan, «que un ayuno de ese tipo sólo puede tener repercusiones felices sobre el organismo: reposo fisiológico de los órganos, desintoxicación, etcétera». En la práctica, el comportamiento fisiológico de los musulmanes es extremadamente diverso. La duración de la abstinencia diurna, que se extiende de catorce a dieciséis horas, si bien ejerce un efecto moderado sobre la modificación del medio interior y las reservas del organismo, también se prolonga al plano psíquico, con la inquietud, la insatisfacción y la lasitud permanentes. «Los efectos benéficos del ayuno son dilapidados por el exceso de comida y bebida de la noche...», se lamentan entonces algunos.

Ofensiva de los integristas

El Ramadán de este año, 1401 de la Hégira, se caracteriza también por un contexto creado por una ofensiva generalizada de los integristas musulmanes en los países magrebíes. En Argelia, éstos denuncian la importación de las costumbres occidentales y preconizan la estricta observancia de los principios islámicos.Terminar sin falta el mes de ayuno constituye «una victoria sobre sí mismo» tras la larga lucha contra las tentaciones de este mundo, que agreden literalmente al ser humano. Según la concepción islámica, se trata de una verdadera djihad, o guerra santa contra la animalidad del individuo, para que éste pueda trascender su condición de humano y se sitúe, al fin, en estado de diálogo con Allah.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_