Una explosión de gas abrió un gran cráter en la calle de Pradillo

Minutos antes de las tres de la tarde de ayer se produjo una potente explosión de gas en el triángulo que forman, al cruzarse, las calles de Pradillo, Marcenado y Nieremberg, frente a la colonia de Prosperidad y a unos cincuenta metros del parque de Berlín. Aunque la expansión del gas abrió un enorme hoyo que atravesaba de acera a acera la calzada de la primera de las calles y la explosión alcanzó al menos a una decena de automóviles, no se registraron víctimas, ya que en el momento de producirse no circulaba por el lugar persona o vehículo alguno.

El posible origen de los hechos, aunque no había sido comprobado a la hora de cerrar esta información, parece que fue la rotura de una tubería de abastecimiento de agua del Canal de Isabel II, que inundó la zona inmediatamente inferior a la capa asfáltica y, como consecuencia de ello, se resquebrajó el conducto de gas que, al fluir libremente, produjo la explosión.Según testigos presenciales, antes de oírse el bombazo, el suelo se elevó y cuando los trozos de asfalto volaban por los aires se produjo un estruendo seco y posteriormente la rotura de numerosos cristales, al caer los automóviles que habían sido despedidos por la onda expansiva. A continuación comenzó a fluir el gas y las tuberías de conducción de agua vertían grandes chorros sobre el socavón.

Antes de cinco minutos de ocurrido el hecho, se presentó en el lugar un coche patrulla de la Policía Nacional que dio la alarma, y cuando no hablan transcurrido diez minutos de la explosión la dotación de un coche de bomberos intentaba ya apagar el pequeño incendio que se inició en uno de los automóviles que se encontraban en el gran hoyo abierto en la calzada. Las personas que se hallaban en las inmediaciones comenzaron a reaccionar una vez pasado cierto tiempo después de los hechos, pues la columna de gas que se apreciaba salir del hueco retraía a acercarse a los viandantes. Cuando los equipos de bomberos comenzaron a regar con sus mangueras la zona afectada para apagar el conato de incendio e impedir nuevas explosiones (en esos momentos el calor producido por el sol que caía en vertical sobre el asfalto era elevado), fue cuando la gente se acercó al cráter.

«La sensación era como si la calle se levantara, como si de debajo de la calzada surgiese un globo de asfalto resquebrajado, y de repente sobrevino la explosión», señalaba momentos después una joven que había presenciado los hechos. «Me encontraba asomada a la ventana para ver si llegaba mi marido, que suele llegar a estas horas del trabajo, cuando vi que el suelo saltaba por los aires y luego oí un gran estampido», añadía la joven, al tiempo que indicaba que «es una situación un poco inexplicable, hay que verlo para darse cuenta de lo que ocurrió».

Un hombre cercano a los cincuenta años, que llegaba al lugar tras oírse el estruendo, manifestaba que no se habían producido víctimas debido a la hora en que se produjo la explosión. «Este es un cruce muy concurrido, y siempre hay gran cantidad de vehículos en estas calles (zona en la que existen una veintena de talleres de reparación de automóviles). Dado que eran las tres de tarde y la mayoría de la gente se encontraba comiendo, no se velan personas por la calle. Esto evitó que alcanzase a la gente», indicaba. «También coincidió con que el semáforo de la calle de Pradillo, esquina a la de Marcenado, estaba rojo para los coches», añadía, «lo que hizo que los vehículos que se dirigían al lugar de la explosión se tuvieran que detener».

Antes de que llegasen la policía y los bomberos, y ante el colapso de tráfico que se empezaba a producir, un peatón comenzó a dirigir la circulación hacia el comienzo de la calle de Marcenado. Al llegar los efectivos policiales, los agentes salieron corriendo en todas la direcciones, impidiendo que los vehículos que se aproximaban por las distintas calles que confluyen en el lugar se acercasen.