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El plan de reconversión textil será probado antes de que finalice el mes de julio

El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, prometió ante el Parlamento, en la sesión de investidura, que en el plazo de tres meses habría un plan de reconversión textil. El pasado martes aseguró en la inauguración de la Feria de Muestras de Barcelona que el plan estaría listo antes de finalizar el mes de julio. Al compromiso político derivado de sus declaraciones públicas se une la necesidad de sanear un sector que en algunos países es considerado como estratégico y que en España representa el 9% del PIB y el 10% del empleo industrial. A partir de mañana, una comisión interministerial, con representantes de Industria, Trabajo, Economía y Hacienda, trabajará sobre el proyecto de plan que a continuación extractamos. Es previsible, a partir de la buena disposición de empresarios y sindicatos, que antes de finalizar julio el plan de reconversión textil se inserte en el Boletín Ofícial del Estado.

El plan de reconversión textil, elaborado a partir de las sugerencias de empresarios, sindicatos y la propia iniciativa de la Administración, parte de una premisa fundamental. «España», son palabras textuales, «está considerada como un país de futuro como productor textil por la infraestructura ya existente, sus conocimientos y su tradición. Integrada en la CEE, dispondrá de las ventajas de menor coste de mano de obra respecto a los otros países de la CEE, con mejor nivel de creatividad, gusto y técnica que los países en vías de desarrollo. La posición en materias primas en España es satisfactoria (lana, algodón, fibras químicas). En relación con el resto del mundo, España puede ser suministrador de productos de calidad, moda y buen gusto, juntamente con Italia, Francia e Inglaterra. Todo ello exige, sin embargo, un gran esfuerzo de reconversión y reorientación».Además, económica y socialmente no es posible la desaparición del sector textil, porque privaría de empleo a 420.000 trabajadores y se, perdería el 9% del PIB.

Todos los países desarrollados están adoptando medidas o planes de reconversión textil, por considerarla una industria prioritaria como generadora de renta y empleo. Y los planes textiles parciales realizados hasta ahora en España son insuficientes e inadecuados a las circunstancias actuales, que obligan a la modernización de la maquinaria para ganar competitividad frente a otros países. Los citados planes sólo ayudaban a bien morir a algunas empresas obsoletas.

Repóquer de problemas

Al analizar la situación del textil, el plan de reconversión entiende que la regla generalizada de los últimos años de pérdida de beneficios y la entrada de muchas empresas en un proceso irreversible se debe a cinco causas:

- Falta una adecuación de la estructura productiva a las condiciones cambiantes del mercado y de los costes crecientes de la mano de obra y a la mayor calidad y valor añadido que exige la internacionalización del negocio.

- El mercado interior, debido a la disminución de la renta disponible, está estancado; hay una creciente competencia en calidad de los países desarrollados y en precios de los países en vías de desarrollo, y la oferta española trabaja con productos de bajo valor añadido y escasa potenciación de las marcas y la calidad.

- El coste laboral en los últimos años ha crecido en mayor proporción que el de los productos textiles y a la insuficiente inversión del sector se ha añadido una legislación laboral inadecuada, que no ha contemplado la regulación temporal de empleo en un sector en su mayoría intensivo en mano de obra.

- La inflación de precios, sobre todo el efecto del coste del petróleo sobre las fibras sintéticas, que constituyen el 60% de las materias primas, se ha sumado a las dificultades de financiación empresarial de las industrias, en su mayoría pequeñas y medianas empresas.

- El excesivo individualismo, por último, ha producido un comportamiento anárquico de la producción y de la inversión y una competencia desmesurada.

Trío de objetivos y medidas

El plan, que abarca a todos los sectores textiles y se extenderá hasta el 31 de diciembre de 1986, pretende adecuar las estructuras de las industrias textiles a la situación de la década de los ochenta, estimulando su evolución hacia una situación caracterizada por la competitividad del sector a nivel internacional.

El primer objetivo es mejorar la estructura productiva, modernizando el parque de maquinaria y concentrando la producción sobre la maquinaria más eficiente mediante la implantación del cuarto turno, mejorar la estructura financiera y comercial y acomodar la oferta a las variaciones de la demanda.

El segundo objetivo es potenciar factores de competitividad como : tecnología textil, diseño y moda, prestigio de marca, normalización y homologación, técnicas de gestión empresarial, sistemas de organización en la empresa e información estadística del sector.

Entre los objetivos sociales figura mantener un volumen de actividad y empleo superior al que resultaría de no adaptarse las medidas del plan y abordar situaciones de desempleo mediante prestaciones sociales adecuadas, reconversión profesional e incentivos para la recolocación.

Respecto a las medidas destinadas a la mejora de la estructura productiva figuran beneficios tributarios, créditos oficiales, y subvención a las inversiones en activos fijos. La suma de subvenciones y de créditos oficiales no podrá superar el 70% de la inversión total.

Para acomodar la estructura financiera se prevén aplazamientos del pago de deudas tributarias y con la Seguridad Social, subvenciones a los intereses de los créditos y fomento de la participación en sociedades de garantía recíproca.

Para el desarrollo de las estructuras comerciales se estiman la aplicación de incentivos tributarios a la exportación, fomento de creación de sociedades comerciales y subvenciones a estudios de mercado.

Para acomodar la oferta y la demanda se establece un procedimiento rápido para acogerse a las regulaciones de empleo y la regulación de temporada, por un máximo de noventa días, para aquellas industrias que produzcan artículos de temporada.

Además se contemplan medidas para potenciar los factores de competitividad ya citados (tecnología y diseño, por ejemplo) y para estimular a la reconversión profesional y recolocación de los trabajadores procedentes de la industria textil.

El plan baraja una inversión total, hasta 1985, de 150.000 millones de pesetas (en pesetas de cada año) y estima para realizarla créditos oficiales o avalados que cubran el 30% del total, subvenciones del 20% y aportaciones de capital propio, bienes de equipo y financiación privada del 50%. Aunque los porcentajes puedan variar la filosofía del plan es exigir al empresario un nivel de riesgo mínimo en la inversión del 30%.

El plan incorpora previsiones macroeconómicas. En la primera hipótesis, que parte de la no adopción de medidas de reconversión y la tendencia inversora de los últimos años, que es del orden de 6.000 millones (en pesetas de 1979) al año, la industria textil se encontraría, en 1985, en las siguientes condiciones: producción reducida a un 80% de la actual (de 405.000 a 322.000 millones de pesetas al año, en pesetas de 1979), empleo reducido a un 62% del actual (de 208.000 a 129.000 personas), con una pérdida de 79.000 puestos de trabajo; por último, se pasaría de un saldo positivo de comercio exterior de 26.000 millones al año a un déficit de 150.000 millones al año., lo que implicaría una penetración del 30% de las importaciones en el mercado interior.

Un sector para 420.000 trabajadores

La industria textil engloba la producción de fibras naturales y químicas, los procesos de hilatura, tejeduría y acabado y los procesos de confección.Hoy existen en España 7.2 10 empresas textiles (diez de fibras químicas, 3.500 industrias textiles y 3.700 industrias de la confección en serie), que dan trabajo a 420.000 empleados (12.000 en fibras químicas, 208.000 en industrias textiles y 200.000 en confección), que representa el 10% del empleo industrial. La producción textil es de 746.000 millones de pesetas, es decir, el 9% del producto interior bruto.

El sector, durante 1980, exportó por valor de 61.000 millones de pesetas, frente a unas importaciones de 31.000 millones, lo que arroja un índice de cobertura del 204%.

Tres casos distintos

La industria textil se divide en diez subsectores: algodón, lana, seda, fibras duras, fibras de recuperación, géneros de punto, alfombras, cordelería y redes, manufacturas diversas y ramo del agua. Este sector se caracteriza por el minifundio e individualismo empresarial. Abunda la empresa,. familiar. La autofinanciación se acerca al 60%, y el crédito privado, al 30%. Se produce además una gran concentración geográfica; por volumen de empleo, el 65% radica en Cataluña Los costes se distribuyen de la siguiente manera: 55%, materia prima; 25 %, personal, -y 20%, otros. El consumo textil se dirige en un 54%.Yla confección; 34%, al hogar, y 12% restante, a usos industriales. La dimensión media de las empresas es de sesenta empleados. Esta industria está sufriendo un rápido avance tecnológico, por lo que poco a poco se convierte en una industria de capital intensivo.

La industria de la confección intensiva en mano de obra, mantiene constante, desde 1973, el empleo. En este sector, Con escasa infraestructura e inversión fija por puesto de trabajo, muchas empresas pequeñas trabajan para las grandes, y abundan las cooperativas. La autofinanciación se eleva al 68%; el crédito privado, al 25 %, y a otras fuentes, el 7%. En esta actividad se da la dispersión geográfica, aunque Barcelona (20%), Madrid (20%) y Valencia (10%) ocupan los tres primeros puestos por empleo. Los costes de producción los integran: el 45 %, las materias primas; el 29 %, el personal, y el 26 %, otros gastos. Sector netamente exportador, el 38% de esta actividad se dirigió a la CEE en 1980. La media de los derechos arancelarios generales es del 40% para prendas de vestir y del 27% para otras confecciones. Se aplica el régimen de comercio libre en todos los productos, excepto en los algodones y otros como pañuelos y sacos, que es globalizado.

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