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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Las multinacionales y el futuro económico de España

Estas últimas semanas, la opinión pública ha sido sacudida con un par de noticias que dejan mal sabor de boca. La Olivetti ha anunciado la posible eliminación de más de 1.500 puestos de trabajo correspondientes a líneas de fabricación de máquinas de escribir portátiles de su factoría de Barcelona. La Robert Bosch, por su parte, ha dado a conocer su propósito de desmantelar parte de las instalaciones de industria auxiliar del automóvil, que ha pasado a controlar, al adquirir el paquete mayoritario de Femsa. Mientras tanto, el Instituto de Empresa, la Banca Morgan y el International Herald Tribune llevan a cabo la conferencia internacional La empresa extranjera en España, en Madrid, estos 10 y 11 de junio, lo cual evidencia que España sigue interesando a las empresas extranjeras.Las noticias de Femsa y Olivetti, que en momentos de expansión no hubieran tenido mayor trascendencia, suponen en la actual situación de crisis tema preocupante, no tanto ya por los puestos directos o indirectos de trabajo que se pierden -con ser ello importante- cuanto por constituir punto de meditación necesario respecto a la posición que España ha tenido, tiene y va a tener en el futuro repecto a las empresas multinacionales y a su actuación en nuestras fronteras.

Una política de atracción activa

Desde el plan de estabilización de 1959, España ha venido practicando una política de atracción activa de inversiones extranjeras y empresas multinacionales que contrasta con la política de reticencia y rechazo que se dio en los años posteriores a la guerra civil.

Con tal política de atracción, con el proteccionismo arancelario practicado -que hacía que las multinacionales invirtieran para fabricar aquí lo que no podían vender desde el país de su empresa madre-, con el mercado interno en expansión rápida y con unos salaríos relativamente bajos, la mayoría de las grandes multinacionales llegaron a instalarse en España y aquí siguen, habiendo hecho en muchos casos de su filial española la plataforma de exportación hacia otros mercados.

Se da la circunstancia de que es una empresa multinacional la primera empresa exportadora española -la Ford-, y se da también el caso de que Hispano Olivetti fue hace años la primera empresa exportadora de Cataluña, gracias precisamente a sus ventas al exterior de las máquinas de escribir portátiles, cuya producción ha anunciado que no puede seguir manteniendo, a la vista de las perspectivas del mercado y de sus elevados costes de producción.

La confianza en el futuro de España

La mayoría de las empresas multinacionales que se instalaron en España en los años sesenta y setenta siguen en la brecha, y muchas de ellas -no hay que olvidarlo- están contribuyendo positivamente a la renovación tecnológica española y a la evolución del mercado español.

Se ha dicho y repetido además en numerosas ocasiones que las multinacionales parecen tener más fe en el futuro económico de España que las propias empresas nacionales, poco predispuestas en muchos casos a seguir invirtiendo.

Las cifras anuales de llegada de capital extranjero ponen tal hecho en evidencia y denotan bien a las claras que muchas multinacionales son conscientes de que el mercado español está lejos de estar saturado y que, a pesar de la crisis actual, el país sigue ofreciendo perspectivas de futuro.

Aquí hay, sin duda, oportunidades de aplicación de tecnologías y de fabricación de productos nuevos o ya contrastados en el extranjero, que las multinacionales pueden elaborar en España, que se presenta en el mercado mundial como una de las posibles áreas de inversión.

Nuevas empresas están además haciendo acto de presencia en nuestras fronteras. El caso de la General Motors es, a este respecto, quizá el más representativo, pues, en un momento de crisis del sector del automóvil, la empresa norteamericana hace acto de presencia en España para empezar a tomar Posiciones cara al futuro, pensando además que España llegará un día a formar parte de la CEE, por mucho que algunos de sus países ten aquí, y debe ser capaz de mosrar un dinamismo suficiente para

Un doble reto

Pese a ello, no cabe duda de que la economía española tiene ante sí un reto importante si pretende seguir siendo considerada como opción válida de inversión por parte de las empresas multinacionales. Debe, por una parte, seguir ofreciendo condiciones atractivas para que las multinacionales se implanten aquí, y debe ser capaz de mostrar un dinamismo suficiente para que las perspectivas características de este mercado sigan siendo buenas.

Ello implica una serie de cosas. Las empresas multinacionales son empresas capitalistas. que buscan maximizar el beneficio a nivel de su gestión mundial, y no puede pretenderse que sigan trabajando en un mercado si no hacen beneficios. Las multinacionales tienen una extraordinaria movilidad y facilidad de adaptación, y exigen libertad en mercados de productos y factores, aunque piden también una cierta protección para sus fabricados.

De ahí que haga falta, ahora más que nunca, ir viendo las perspectivas qye se les presentan a las multinacionales y los condicionantes de futuro que tienen ante sí, en el convencimiento de que sus análisis y estudios pueden ser además de utilidad para las decisiones que deban adoptarse a nivel global.

España ha dejado de ser un país subdesarrollado con salarios bajos, y las multinacionales están viendo que no es rentable invertir en España en procesos de trabajo intensivos.

España no ha hecho aún, sin embargo, la transformación tecnológica precisa para recibir inversiones de alta relación capital-intensivas, como las que reciben los grandes países desarrollados.

Ahí está, pues, el doble reto que hay que afrontar si se quiere seguir gozando de la buena reputación que se ha ganado España en loss centros de decisión de las empresas multinacionales: el definir, por una parte, el marco legal adecuado y el defínir las líneas de industrialización que el país debe seguir en el futuro. Hay casos que ello exige que el Gobierno defina políticas sectoriales nacionales. Tal es el caso, por ejemplo, del Plan Nacional de Informática, que pide la empresa Olivetti.

Ocurre además que son estas definiciones básicas las que exige también la empresa española para recuperar el ánimo inversor en momentos ciertamente de crisis intemacional.

Recuperar la fe en el futuro económico de España es algo que tenemos que tratar de enseñar a las multinacionales, desanimadas con el convencimiento de que dicho mensaje servirá también para las empresas españolas, hoy en cautelosa actitud de esperar y ver.

Francesc Granell es director general de Promoción Comercial de la Generalidad de Cataluña y profesor agregado de Organización Económica Internacional.

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