Dos meses de crisis y no se vislumbra una solución militar o política
La nueva crisis libanesa, abierta el pasado 2 de abril, entró ayer en su tercer mes, sin que se vislumbre ninguna solución militar o política.En el terreno político, la situación está bloqueada por la excepcional complejidad de la crisis, en la que se mezclan, inextricablemente, elementos locales, regionales Y mundiales. En el campo militar, el bloqueo se debe a la naturaleza de las operaciones.
La guerra de Líbano se parece, en efecto, a una lucha de sitio, en la que los sitiadores no se deciden a dar el asalto final ni los sitiados intentan una salida para romper el cerco.
En el valle de la Bekaa, Zahle (120.000 habitantes, la mayor ciudad de población completamente cristiana de Oriente) está sometida al bloqueo sirio desde hace dos meses exactos. Pero la ciudad sigue bajo control de ochenta o cien soldados falangistas que, además, interrumpen de vez en cuando la circulación en la gran carretera que atraviesa el valle de Norte a Sur.
Los sirios de la Fuerza Arabe de Disuasión (FAD) han logrado rechazar a los falangistas hacia la otra vertiente del monte Sannin, que domina Zahle, cortando así las comunicaciones entre los falangistas sitiados y sus correligionarios que combaten todavía en la montaña. Pero los sirios y sus aliados de las milicias progresistas se mantienen en sus posiciones sin intentar rechazar a los cristianos hacia la llanura de la costa.
Continúan fijas las líneas del frente
En Beirut se ha disparado una media de mil proyectiles de cañón diarios desde hace dos meses, pero las líneas del frente no se han movido un solo metro. Ni los sirios de la FAD o las fuerzas progresistas ni enfrente, las milicias conservadoras y las unidades del Ejército libanés (situadas estas últimas en la línea de demarcación) no han intentado hasta ahora ningún movimiento hacia adelante. Es más: en varias ocasiones las fuerzas regulares libanesas ocuparon edificios desde los que se disparaba contra ellas, pero después los devolvieron a sus adversarios tras negociar con ellos.Hay muchos factores que explican esta actitud: el miedo a ir demasiado lejos y desencadenar con ello un proceso incontrolable, el vago respeto a un estado actual territorial y el hecho de que todas las fuerzas comprometidas quieren limitar sus bajas al máximo posible.
La solución militar pasa, pues fatalmente por interminables duelos artilleros que no arreglan nada, pero que acumulan dramáticamente las pérdidas de vidas humanas y las destrucciones: en dos meses de esta guerra, la población libanesa ha pagado un pesado tributo de 609 muertos, según la cuentas de la agencia AFP, o de 750, según otras estimaciones.
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