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Margaret Thatcher, dispuesta a examinar con su Gabinete un eventual cambio de política económica

Andrés Ortega

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, ha accedido a convocar este mes una primera reunión de su Gabinete para debatir la estrategia económica general. Este primer examen de la política económica desde que los conservadores ganaran las elecciones, hace más de dos años, es considerado en medios políticos como una importante concesión a los ministros más moderados, especialmente el de Trabajo, James Prior, sumamente preocupado por los 2.500.000 parados que hay en el país. La causa popular contra el desempleo ha quedado patente en una gran manifestación el domingo en Londres, con unos 100.000 participantes.

La manifestación, en la plaza de Trafalgar de la capital británica, vino a marcar el punto culminante de la marcha de los parados, que había comenzado hace un mes en Liverpool. Los quinientos integrantes de la marcha se vieron arropados por una gigantesca multitud, una de las mayores manifestaciones que se recuerda en Londres.La política del Gobierno conservador fue duramente criticada, entre otros, por Richard Home, presidente del Partido Liberal, pero el mayor aplauso fue para Harry McShane, secretario nacional del Movimiento de los Trabajadores en Paro, quien a sus noventa años recuerda las marchas de los hambrientos en las que había tomado parte en los años treinta. El líder laborista, Michael Foot, fue también aclamado por el público cuando señaló: «La maquinaria propagandística del Gobierno, es decir, especialmente la primera ministra, está continuamente intentando pretender que la situación es menos grave de lo que es. Esta marcha ha contribuido a contarle la verdad al país».

El Gobierno está, sin embargo, preocupado por este tema que podría dominar la próxima campaña electoral, y los últimos análisis económicos no contribuyen a una visión ni más optimista del futuro. El Instituto Nacional de Investigación Económica y Social -keynesiano- no ve una recuperación de la economía britanica hasta al menos finales de 1982,y para entonces otros 600.000 trabajadores se habrán sumado al paro. El último informe de la patronal Confederación de la Industria Británica, aunque previendo que la inflación se situará por debajo de un 10% este año, llega a conclusiones similares, contradiciendo así las declaraciones gubernamentales de que la recesión está tocando fondo en el Reino Unido.

Con este sombrío paísaje en el trasfondo, la primera ministra ha decidido convocar para mediados de este mes una reunión de su Consejo de Ministros para discutir la estrategia económica. La decisión ha sido bien acogida por los ministros moderados, resentidos porque no supieron el contenido del último presupuesto hasta unas horas antes de su presentación en el Parlamento

Esta primera reunión se centrará esencialmente en los recortes en el gasto público que el Tesoro quiere llevar a cabo el próximo año. La Prensa birtánica señalaba ayer que otras reuniones similares tendrán lugar en noviembre, antes de que el Gobierno publique sus previsiones de la producción económica y de la inflación, y en la primavera, para discutir el presupuesto. Un portavoz de la oficina de la primera ministra confirmó que se convocarán otras reuniones, pero seguramente antes de lo que estas fechas indican.

Los ministros moderados que critican la política monetarista del Gobierno Thatcher esperan así lograr una plataforma para apoyar sus puntos de vista. Algunos de ellos creen que la primera ministra y su canciller del Exchequer, sir Geoffrey Howe, se han equivocado al anunciar públicamente que recortarán entre un 3 % y un 5% el gasto público.

Una de las razones para convocar estas discusiones es que la primera ministra no puede llevar a cabo los recortes presupuestarios que pretende sin la colaboración de los ministros que se quejan de no poder participar en el debate. Todo puede resultar en una falsa victoria para los moderados, ya que, tras las discusiones, Thatcher tendrá más fuerza para pedir a los que disienten que la apoyen en público. Por su parte, aunque sea improbable, la primera ministra corre el riesgo de verse superada en el Gabinete y de que las discusiones lleven a una modificación de la política económica del Gobierno conservador.

El pasado año ya se propusieron reuniones de este tipo, pero fueron canceladas después de que el plan fuera filtrado a la Prensa.

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