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La victoria de Mitterrand

La elección de François Mitterrand como presidente de la República es, ante todo, la victoria de la alternativa, es decir, de la democracia. Desde hace más de veinte años, Una misma familia espiritual estaba en el poder; otra va a sucederle ahora. Una gran parte del país, y en primer lugar las clases, menos favorecidas y la, juventud, van al fin, lo deseamos, a sentirse más queridas, mejor comprendidas, mejor representadas, mejor defendidas. ( ... )La elección de François Mitterrand es también el éxito personal de un hombre que había sido derrotado por muy poco en 1974, pero que nunca renunció y que ha triunfado debido a su coraje, su inteligencia, su talento. ( ... )

La derrota es evidentemente el fracaso personal de Valéry Giscard d'Estaing. Víctima de su carácter, así como del sistema, hizo del ejercicio de la Presidencia un poder personal y solitario, vengativo, que numerosos amigos soportaban cada vez más, de mal en peor, sin atreverse a decírselo. El poder aisla, y el clan, todavía más. ( ... )

El presidente saliente, satisfecho y a la vez seguro de sí mismo, se declaraba culpable del paro y de la inflación sin proponer nada serio püa ponerle freno.

La derrota es, al fin y al cabo, la de una política económica y social, experimentada a la vez como ínjusta e ineficaz. Esto se ha dicho y demostrado por la derecha y la izquierda. Sin embargo, no se habló, durante la campaña electoral, de los graves atentados contra la independencia de la información, de la justicia, de la universidad y hasta de la alta Administración.

El porvenir no no es sólo el de izquierda unida. Sus dirigentes cometarían un error pensando que se han constituido en mayoría del país. No lo eran en la primera vuelta. Lo han sido, aparentemente, en la segunda, debido al cansancio de muchos ante un poder tan autosatisfecho como estéril. Un fenómeno de rechazo se ha producido, sin duda alguna, en medios moderados y gaullistas con respecto al presidente saliente.

En veinte años, en si elte años, Francia ha cambiado moral y sociológicamente: el número de los asalariados ha crecido, y sobre todo el de mujeres; la juventud ha sido la primera víctima del paro, de la resignación, de la desesperación frente a un futuro sin alegría. Es a ellos a quienes es necesario volver a dar la esperanza y la dignidad.

, 11 de mayo

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