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La victoria de Mitterrand

Una larga marcha hasta el Elíseo

La victoria de François Mitterrand es el precio de una «larga marcha» que terminó ayer y que tenía la misma edad que la vida de la V República, durante la que el nuevo presidente ha sido el opositor número uno, constante y sin flaqueza. Es también el premio a «su obstinación, la cualidad que más admiro en él», respondía Valéry Giscard d'Estaing, el otro día, cuando le interrogaron sobre las virtudes de su adversario.

Durante la IV República fue ministro once veces, en aquellos Gobiernos que duraban lo que un abrir y cerrar de ojos.

Surgido de una familia burguesa y católica, el Mitterrand difuso de aquellas calendas comenzó a definirse con el inicio de la V República frente a su fundador, el general Charles de Gaulle. Mitterrand configuró una imagen nacional desde tribunas de la Asamblea Nacional como guerrillero feroz e implacable del antiguallismo autoritario.

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Mano a mano con De Gaulle

Su primera cumbre la constituyó el mano a mano presidencial con De Gaulle, en las elecciones presidenciales de 1965. El honorable resultado conseguido frente al «hombre del 18 de junio» fue el punto de partida hacia el palacio del Elíseo. El Mitterrand de centro-izquierda de la IV República ya había descubierto el socialismo. Y sus ideas, y su ambición, le descubrieron la fórmula que, hasta anteanoche, le ha servido de caballo de batalla para culminar una lucha, y para empezar otra. «En Francia la oposición sólo puede llegar al poder si se unen los socialistas y los comunistas».Las barricadas de mayo de 1968 fueron una prueba de fuego para la obstinación de este hombre hinchado de cultura y que ya empezaba a embazarse de resabios: creyó que la V República se había hundido y realizó un número de candidato a ocupar el vacío político que le valió su primer entierro político.

Político hábil

En 1971, en Epinay-sur-Seine, Mitterrand el hábil, se presentó a los franceses como el padre de todos los socialismos diseminados en partidos y clubes que habían salido malparados de la primera década del gaullismo triunfante. Fundó el actual partido socialista, y dos años después firmaba el contrato llamado Unión de Izquierda. La ruptura de la Unión constituyó el segundo entierro político de François Mitterrand.A los 64 años, desacreditado ante los comunistas, odiado por los conservadores, herido por el rocardismo, el hombre de la unión del socialismo moderno francés, hace un ano, era la antesala del ocaso. «Es un escritor», se ironizaba. No se había contado con el hombre más hábil y profesional de la política gala.

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