Los experimentos sobre lluvia artificial y lucha antigranizo, cuestionados por los meteorólogos
Las peculiaridades climatológicas y la dificultad de predecir el tiempo en el Mediterráneo occidental, y concretamente en el sureste español, junto con una polémica abierta entre meteorólogos y científicos, por una parte, e ingenieros agrónomos, por otra, sobre la efectividad de las técnicas de lucha antigranizo y lluvia artificial, han sido los principales temas tratados en las Primeras Jornadas sobre Meteorología y Climatología Aplicadas, celebradas recientemente en Murcia.
En dichas jornadas, convocadas por el Instituto de Desarrollo Regional de Murcia con la colaboración del Consejo Regional y del Instituto Nacional de Meteorología, se han expuesto diversas tesis para la predicción del tiempo en el sureste español. Así, Mariano Medina dijo que lo ideal para predecir el tiempo en la zona de Levante es trazar unos mapas con topografías relativas de quinientos sobre mil, para conocer la atmósfera en su capa más baja. Por otra parte, el popular hombre del tiempo dijo que para que se produzcan lluvias en el sureste del Mediterráneo español debe darse la circunstancia de una invasión de aire frío por el Norte, y la formación de una baja presión en el golfo de Cádiz, así como que la dirección del viento sea del Sureste o Levante; «este panorama», comentó, «por desgracia, se da muy raramente».Agustín Jansá, jefe de servicio de Meteorología de Baleares, habló del desarrollo de la técnica del mesoanálisis para las predicciones del tiempo en el Mediterráneo occidental. El mesoanálisis es el dibujo de las isobaras en los mapas del tiempo, de una en una, de manera que ayuden a calcularlo de una manera más precisa. Tanto la exposición de Jansá como las de otros ponentes apuntaron la necesidad de crear una escuela propia entre los estudiosos del tiempo en el Mediterráneo, por las peculiaridades del mismo; como dijo Fermín Gallego, del centro de predicciones de Murcia, «lo malo es que aquí no llegan las borrascas de otros sitios, porque se forman y desaparecen en el mismo Mediterráneo, en el mismo sitio, por lo que debemos de hacernos nuestros propios análisis». En esta escuela estaría Miguel Ballester, catedrático de Física del Aire de Palma de Mallorca, que participó activamente en las jornadas. Primero, para definir el Mediterráneo occidental geofísicamente, «como una cubeta cerrada y rodeada de montañas, y que está situada en el punto céntrico que separa la circunvalación atmosférica zonal del cinturón anticiclónico, lo que le imprime unas características específicas que determinan un modelo matemático para estudiar el tiempo del sureste español». Ballester también recomendó a sus compañeros la predicción del tiempo en el Mediterráneo mediante un sistema de mesoanálisis.
Discusión sobre la tecnología norteamericana
En las jornadas quedó abierta una profunda discusión sobre los resultados prácticos de la provocación de lluvia artificial y la lucha antigranizo con ioduro de plata.Ballester, Jansá y Lorenzo García Pedraza, este último jefe de la sección de meteorología agrícola y fenología del INM, se enfrentaron con las teorías del ingeniero agrónomo Julio Aragonés, director de una importante empresa privada que utiliza tecnología norteamericana para sus experimentos sobre lluvia artificial y lucha antigranizo en España. Ballester recordó que en la octava conferencia internacional sobre física de nubes, celebrada el pasado mes de julio en Clermont-Ferrand (Francia), los especialistas reunidos no hallaron justificación suficientemente convincente de los hechos experimentados en la destrucción de nubes generadoras de embriones o portadoras de granizo. Ballester habló de experimentos rusos en el Cáucaso mediante el lanzamiento de cohetes hasta varios kilómetros de altura, los cuales inseminan la nube amenazante. El catedrático considera que esta experiencia es difícil de realizar en España, por el gran tráfico aéreo que cruza el cielo del país.
Por su parte, el ingeniero Aragonés reconoció que la investigación sobre la provocación de lluvia artificial y evitación de nubes portadoras de granizo está en fase experimental, y no se dispone de años suficientes de experiencia para que haya un pronunciamiento definitivo sobre el tema.
Por su parte, Alberto Linés, meteorólogo de la compañía Iberia, dijo que se ha observado una disminución significativa de las precipitaciones en los últimos cien años, la cual coincide con el aumento de las temperaturas en la segunda mitad del siglo, lo que es atribuible -en su opinión- a la menor frecuencia de la aparición de bolsas frías de aire.
Finalmente, Ballester afirmó que si, por una parte, parece cierto que vamos hacia una era glacial, puntualizó que para entonces no se sabe si seguirá existiendo la humanidad. El catedrático balear dijo que el cambio climatológico es, hoy por hoy, un fenómeno vago y complejo, y que, a ciencia cierta, lo único que se sabe, con las estadísticas del tiempo en la mano, es que el planeta ha aumentado un grado de temperatura en el último siglo.
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