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Dirigentes de un sindicato de amas de casa trataron de repartir propaganda en el Congreso

Dirigentes del Sindicato Autónomo Nacional de Administradores Familiares -antes, Sindicato de Amas de Casa- se presentaron ayer en el Congreso de los Diputados con la pretensión de entregar una proposición de ley sobre protección a las amas de casa y una petición de crédito oficial a su entidad. Tras moverse por distintas dependencias del edificio, abandonaron el mismo, no sin intentar un reparto de documentos de su organización.

Según las informaciones facilitadas a EL PAÍS por la secretaria general de la citada entidad, Aurelia de la Sierra, la delegación tenía por finalidad «mentalizar» a los diputados acerca de la conveniencia de preocuparse por la seguridad social de las amas de casa, y habían decidido acudir al Congreso para «despertar a los 350 diputados, ya que están siempre durmiendo en los escaños».Al informarles de que los parlamentarios se encontraban ausentes, por ser viernes, pidieron una entrevista con la vicepresidenta del Congreso, María Victoria Fernández España. En ausencia de esta última, les recibió brevemente su secretario, quien se hizo cargo de los documentos que pensaban entregar a la vicepresidenta.

Acto seguido, la delegación inició la salida del edificio, pero antes de abandonarlo «pasamos por el hemiciclo», explicó la citada Aurelia de la Sierra, «y dejamos en todos los escaños una copia de los documentos, para que los diputados los encuentren cuando vengan, porque ya se los habíamos enviado por correo; pero, al parecer no los habían recibido».

Se encontraban en esos menesteres -reparto de folios por los escaños, que incluían, además, propaganda de su organización- cuando se presentó en la sala uno de los conserjes, quien les indicó que lo que estaban haciendo era ilegal, puesto que no pueden entregarse proposiciones al Parlamento por ese método. Se entabló entonces un pequeño debate dialéctico entre las visitantes y el conserje, y finalmente intervinieron los servicios de seguridad de la Cámara, que reiteraron la ilegalidad del reparto de propaganda.

Las tres mujeres abandonaron entonces el edificio principal del Congreso y pasaron a otra ala del mismo, donde normalmente se reúnen las distintas comisiones, a fin de «entrevistarnos con la Comisión de Sanidad y Seguridad Social», en palabras de la citada Aurelia de la Sierra, «y explicarles nuestros proyectos».

Un portavoz del Congreso de los Diputados confirmó a EL PAÍS que, efectivamente, se había registrado la visita citada, pero negó que las señoras se hubieran paseado libremente por el edificio, y afirmó que los servicios de seguridad de la Cámara les habían impedido el reparto de propaganda.

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