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CATALUÑA

El petrolero "Cavo Cambanos" continúa a la deriva por divergencias entre varias empresas

Tres semanas después de haber sido siniestrado, el petrolero griego Cavo Cambanos, semihundido, con la quilla al sol y casi 18.000 toneladas de nafta en sus tanques, permanece a la deriva frente a las costas de Barcelona, a unas veintisiete millas mar adentro, a la altura de la desembocadura del río Llobregat.

Las divergencias surgidas entre las partes interesadas respecto al buque y su carga -valorada en quinientos millones de pesetas- han ido retrasando las posibles acciones para intentar poner el barco a flote. De prolongarse la situación, las autoridades de Marina podrían optar por hundir el petrolero, ante el peligro que entraña su actual estado y situación para la navegación en la zona.El Cavo Cambanos permanece vigilado por el patrullero de la Armada Laya, el cual emite a intervalos de una hora mensajes radiados a los barcos que navegan por la zona, recomendando un resguardo de siete millas en torno al buque siniestrado. El petrolero fue desplazado hasta allí por las corrientes marinas desde las costas de Tarragona. La Comandancia Militar de Marina de aquella zona lo había trasladado a 55 millas mar adentro para evitar el peligro que podría haber supuesto una fuga de nafta o un nuevo incendio en las cercanías de la costa. Allí debían iniciarse los trabajos para recuperar la carga y renotar el buque.

El Cavo Cambanos se había incendiado la madrugada del domingo 29 de marzo, con un balance de tres muertos, cuatro desaparecidos Y una veintena de heridos. Sofocado el incendio. aparecerían los problemas.

Según informaciones recogidas en medios portuaríos de Tarragona, la empresa consignataria del buque y de la carga, Pérez y Compañía, ha escrito a la Comandancia Militar de Marina y a la Junta de Obras del Puerto, para renunciar a la consignación del buque. Esta empresa habría reclamado al armador griego -la compañía Ilectra- el pago de los primeros trabajos de extinción y salvamento efectuados en el buque -que oscilan entre seis y diez millones de pesetas- sin obtener respuesta. Por otra parte, el representante del armador, un abogado inglés y el capitán del barco, Georgios Alevizopoulos, abandonaron Tarragona la semana pasada, no obstante existir la recomendación, por parte del juzcado de primera instancia de esta ciudad y de la propia Comandancia de Marina, de que todos ellos estuvieran localizables.

Demasiada agua

Días antes, el representante del armador había formalizado un acuerdo con la empresa de salvamento -Tecnosub, asociada a la empresa holandesa Weismuller-para poner el buque a flote y recuperar la carga. El contrato era un contrato típico de salvamento, según las normas internacionales existentes. Se trata de un contrato a porcentaje sobre lo recuperado.Sin embargo, Tecnosub no ha iniciado aún los trabajos de recuperación del buque. De una parte, éstos son técnicamente difíciles. Los remolcadores del puerto de Tarragona que intervinieron en la extinción del incendio del buque no disponían de dispositivos lanzadores de espuma. Por esta causa, el barco fue apagado con agua. Fue precisamente la enorme cantidad de agua vertida la causa de que éste diera la vuelta y quedara en posición tan difícil, con la quilla al sol emergiendo tan sólo una treintena de metros por proa.

Por otra parte, fuentes próximas a la compañía consignataria señalaron a este diario que la empresa destinataria de la nafta, Industrias Químicas Asociadas (IQA), no estaría dispuesta a hacerse cargo de la mercancía, al suponer que tras estar tanto tiempo el buque bajo el agua, aquélla no podría tener la aplicación industrial prevista. La carga debía ser pagada contra entrega de la mercancía y el cargador en Italia de la nafta la tenía asegurada.

Un representante de Tecnosub manifestó a este diario que el contrato de salvamento había sido devuelto, y que se encontraban ante un proceso de renegociación con dos compañías aseguradoras del armador y a la espera de una decisión final. Según el director técnico de Tecnosub, Ary Van del Adel, el barco puede salvarse. Admite, sin embargo, que «todo puede terminar con el barco en el fondo y todos (alusión a las partes interesadas) en el juzgado».

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