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En Mestalla los triunfadores de Wembley

Pepe Santamaría, seleccionador nacional de fútbol, se ha inclinado, para el encuentro contra Hungría, por los mismos hombres que proporcionaron el éxito de Wembley. Dentro de la coherencia que supone repetir la alineación que dio buen resultado, puede encuadrarse el hecho de que una modificación inevitable, la baja de Zamora, la haya cubierto con un hombre de similares características. La inclusión de Solsona en el equipo no es un recurso de última hora. El jugador valencianista figura en la lista grande del seleccionador.

La llamada de Solsona se produjo por la lesión de Zamora, pero no debe entenderse como un recurso del seleccionador de cara a la afición local, costumbre que ha mantenido su predecesor. Solsona jugó contra Francia recientemente y Santamaría no le convoca con más frecuencia porque considera que jugadores de este tipo no pueden ser eternos suplentes. Solsona es jugador al que se puede acudir para que juegue siempre y cuando la selección necesite un hombre de sus características.La selección que se enfrentará a Hungría esta noche en Mestalla merece la confianza de Santamaría. No es que en Wembley realizara un partido memorable, pero sí hizo una labor práctica que merece un margen de confianza. Por vez primera, Santamaría ha convocado a López Ufarte, jugador al que ha seguido directa o indirectamente durante toda la temporada y que afortunadamente se ha recuperado de la enfermedad que padeció. Consumido el medio año que los médicos concedieron al realista, para descartar una recaída, Santamaría se lo ha llevado a Valencia para, que comience a convivir con los seleccionados, entre los que forzosamente habrá de encontrarse con asiduidad en el futuro.

La selección española vuelve a cobijar a jugadores con imaginación. Parece que la época de los corredores de fondo ha pasado. Un equipo no puede hacerse únicamente a base de trotones. La ausencia de la calidad ha sido una de las características de los últimos tiempos.

Santamaría inició su andadura al frente de la selección precisamente en Budapest. El empate conseguido aquel día fue esperanzador. La marcha se truncó ante Polonia, pero el triunfo de Wembley parece haber devuelto la confianza al equipo. Hungría es selección que nunca ha vencido a España y hoy en Valencia, como primer objetivo, se piensa en mantener la tónica del historial.

Los húngaros han modificado sustancialmente el conjunto que opusieron a España en su campo. Solamente cuatro hombres: Katzir, Balint, Nihylasy y Kiss han mantenido la titularidad. El fútbol húngaro de trayectoria tan brillante en la década de los cincuenta no acaba de encontrar ahora a los sucesores de aquellos ídolos irrepetibles que fueron los Puskas, Boszik, Hygdekuti, Kocsis, o los sucesores de Sandor, Farkas y Machos. Hungría ha perdido el crédito que te concedieron en el mundo la selección y el Honved, pero no es su selección equipo al que se le pueda perder el respeto.

El encuentro de esta noche no va a contar con un gran ambiente. Ha llegado a Valencia de rebote y a los aficionados no les ha gustado el detalle.

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