Ayuntamiento y constructores, enfrentados por el plan de ordenación de Guadalajara
La revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Guadalajara, sometido en la actualidad a información pública, tras haber sido aprobado inicialmente por el Ayuntamiento, ha provocado el enfrentamiento entre los intereses encontrados de la Corporación y los constructores y propietarios. Estos últimos se muestran disconformes con la actual redacción del plan.
Guadalajara tiene hoy 60.000 habitantes, el triple que en 1960, y ha sido calificada como una de las tres capitales de provincia más destrozadas en el aspecto urbanístico. En un trabajo del arquitecto Chueca Goitia se le otorgaba la puntuación máxima en este sentido, un diez. En estas dos décadas de crecimiento vertiginoso se han creado polígonos enteros de bloques y barrios nuevos alejados de la ciudad o prácticamente inaccesibles. En algunas zonas no se han llegado a respetar las limitaciones legales (viviendas por hectárea) y se encuentran totalmente congestionadas y carentes de los más necesarios servicios: colegios, parques, etcétera.Por lo que se refiere al casco antiguo, se ha deteriorado de tal forma, que resulta en la práctica irreconocible. A duras penas se mantienen los últimos retazos de un patrimonio histórico-artístico importante, que se ha ido mermando en los últimos años en beneficio de nuevos espacios de residencia intensiva. A pesar de todo, hay unos 4.000 pisos vacíos.
Según el jefe del equipo redactor, el arquitecto Pedro Pérez Blanco, este plan pretende respetar lo que todavía se conserva del casco antiguo y proporcionar el desarrollo equilibrado del resto de los barrios. De esta forma tiende a congelar el crecimiento de algunas zonas ya saturadas y limita alturas, al tiempo que destina importantes espacios a servicios y equipamientos.
En un reciente debate sobre el tema, Pérez Blanco afirmó que, según estimaciones del equipo, los beneficios de la construcción en los últimos veinte años han ascendido a unos 5.000 millones de pesetas. Aproximadamente la mitad fueron calificados de extras, ya que es el dinero que se ha ahorrado la iniciativa privada al no respetar los derechos urbanísticos de los habitantes. En estos momentos existen en Guadalajara las mismas plazas que a mediados del siglo XIX (entonces una por cada cuatrocientos habitantes y hoy una por cada 4.000) y el principal parque de la ciudad ya existía en aquellas fechas para poco más de 6.000 personas.
En otro sentido, los empresarios de la construcción consideran que en los casi dos años en que se ha mantenido paralizada la concesión de licencias, el paro en el sector ha aumentado en casi un millar de trabajadores.
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