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Los árabes se nuclearizan en previsión de un eventual fin del petróleo

Dotado de importantes yacimientos de hidrocarburos y haciendo uso, hasta el momento, para su consumo interno, de una parte ínfima de sus exportaciones de crudo y gas natural, los países árabes han iniciado ya el estudio y adquisición de procedimientos tecnológicos susceptibles de permitirles el acceso, como fuente alternativa, a la energía nuclear.

El accidente ocurrido a la central nuclear norteamericana de Three Mile Island no ha limitado el interés de las capitales árabes por esa fuente alternativa energética, a pesar de las dificultades que condiciona el conocimiento de sus coordenadas tecnológicas.Argelia, sin ser el país pionero, entre los árabes, en este terreno (puesto ocupado, desde 1968, por Irak), ha trazado, en 1969, un programa teórico de acceso a la energía nuclear, contenido en los enunciados de la Carta Nacional, el documento programático de la revolución argelina. Para ello ha constituido el pasado año un comité interministerial al que incumbe dirigir la política encaminada a dotarse de energías de sustitución y, en primer término, la nuclear.

Aunque los argelinos no han escogido, de forma definitiva, los interlocutores que habrán de participar en la definición y puesta a punto de su programa nuclear, Francia aparece en buena posición después de haber firmado, en octubre pasado, un acuerdo de cooperación que prevé la instalación, en Argelia, de un reactor de ensayo, así como la de laboratorios y la formación de personal argelino especializado, en el centro de investigaciones nucleares de Saclay.

Egipto, el más nuclear

En el horizonte 2000, Egipto se convertirá en el país árabe con mayor disponibilidad de electricidad generada por la energía nuclear (más de 6.000 megavatios previstos) para lo cual, la primera planta, de unos seiscientos megavatios de potencia, debe empezar a funcionar, en los próximos años, en la zona de Sidi-Krir, cerca de Alejandría.En ese mismo horizonte, los expertos egipcios consideran que más del 32% de la electricidad producida en ese país será de origen nuclear. A defecto de yacimientos de uranio conocidos, los egipcios consideran factible su recuperación a partir del fósfato, partiendo de la constatación de un porcentaje de asociación de uranio que va del 0.007 al 0.018%.

Kuwait, no obstante constituir uno de los exportadores de crudo más importantes en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), piensa dotarse, en el horizonte 2000, de cuatro plantas nucleares, con una capacidad acumulada de 3.600 megavatios. La tecnología y el uranio enriquecido deben ser suministrados por Inglaterra y Estados Unidos.

Los iraquíes,cuya comisión estatal para el desarrollo de la energía nuclear data de 1956, y cuentan, desde 1968, con un reactor experimental de dos megavatios, de fabricación soviética, han firmado acuerdos de cooperación en la materia con la URSS, Francia e Italia. Los franceses han proporcionado a este país un reactor experimental de setenta megavatios y una central de seiscientos megavatios. Irak espera producir cantidades sustanciales de uranio a partir del ácido fosfórico, aunque sus reservas de fosfato son grandes.

En Libia, donde la última remodelación del Gabinete ministerial incluyó un comisario de la Energía Atómica, existe un reactor experimental de diez megavatios, adquirido a la URSS e instalado en la Universidad Al-Fath, donde se cuenta también con personal docente soviético. Franceses y soviéticos se reparten hasta ahora la exportación de tecnología nuclear a la Yamahyria.

Marruecos, que cuenta con las tres cuartas partes de las reservas árabes de fosfato, ha firmado acuerdos con empresas norteamericanas (Westinghouse, entre ellas) para instalar una planta de recuperación del uranio asociado al ácido fosfórico, según la tecnología norteamericana. Desde 1968, los marroquíes efectúan intensas búsquedas de probables yacimientos de uranio.

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