La policía considera que hubo excesivo protagonismo durante el secuestro
ENVIADO ESPECIALEl jefe superior de Policía de Barcelona, Enrique Mosquera, señaló en conferencia de Prensa que existió un excesivo protagonismo en el secuestro de Quini. EL PAIS pudo saber, por otro lado, que los secuestradores iniciaron su aventura con tan sólo 200.000 pesetas. Asimismo hace dos semanas llegaron a ofrecer diez millones a un industrial de Zaragoza para que «trasladase a Quini a Logroño».
En la Jefatura Superior de Policía se celebró una conferencia informativa, a la que asistieron el gobernador civil de Barcelona, José María Coderch, Enrique Mosquera y funcionarios del Cuerpo Superior, tanto de Barcelona como de Zaragoza. Tras unas palabras del gobernador civil, el jefe superior de Policía inició el relato de los hechos desde que Quini fue secuestrado el día 1, poco después de las nueve de la, noche, «aunque la policía», matizó, «tuvo conocimiento de su desaparición al día, siguiente». Según los detalles expuestos, los secuestradores se apoderaron de Quini a la salida de su domicilio, cuando se disponía a coger su coche. Se le apuntó con una pistola y se le obligó a situarse agachado junto al asiento del conductor de la furgoneta utilizada para la huída. Quini fue introducido más tarde en otro coche, en una caja de madera, y siempre con una capucha en el rostro. Hubo cuatro detenciones en el viaje hacia Zaragoza, momentos que se aprovecharon para poner a gran volumen el radiocasete. La policía facilitó también los detalles del lugar en el que estuvo retenido.
Dos bocadillos diarios
Al margen de la exposición oficial facilitada ayer, cabe señalar que a Quini sólo se le mantenía con dos bocadillos diarios, y a partir de las dos primeras semanas se le añadió un yogur. En una ocasión llegó a comer fabada, y el pasado domingo se le facilitó una televisión y algún periódico, así como varias revistas. Esta escasez de recursos podría explicarse por el ínfimo capital con el que iniciaron la aventura los secuestradores. Asimismo, hace aproximadamente una semana, los secuestradores se pusieron en contacto con una persona de Zaragoza, a la que le ofrecieron diez millones de pesetas si trasladaba a Quini a Logroño. Esta persona posee una avioneta particular, y puso en conocimiento de la policía la situación. Siguiendo sus consejos, se llegó a citar a los secuestradores en un aeroclub, aunque al final no acudieron.
Manuel Díaz Esteban, mecánico, casado y nacido el 15 de marzo de 1954, fue la persona que custodiaba a Quini en el momento en que irrumpió la policía, hacia las diez de la noche del miércoles. El segundo detenido -primero en razón del tiempo- fue Fernando Martín Pellejero, nacido en el año 1952 y electricista de profesión. Ayer no había sido detenido el tercer miembro de los secuestradores, José Eduardo Sendino, nacido en 1954 y también electricista. Los tres, según señaló Enrique Mosquera, se encontraban en paro y carecían de antecedentes. «La gente», señaló el jefe superior, «está aprendiendo este tipo de delitos por la televisión, y porque la Prensa también ofrece datos concretos y amplios de su desarrollo».
Ginebra, clave
«La mayor pista», continuó, «fue la de Ginebra. De ahí se llegó al feliz desenlace. Conocíamos los pormenores exactos de la situación, y cuando actuamos lo hicimos con el convencimiento rotundo de que a Quini no le ocurriría nada. Por supuesto que no tenía que pedir ningún tipo de permiso ni a la mujer de Quini ni a nadie para obrar en consecuencia. Era el momento. De no ser por el excesivo protagonismo de algunas personas», no quiso aludir directamente a ningún directivo del Barcelona, «y de que la Prensa, en algunos casos se pasó, llegando a controlar incluso algunas emisoras policiales, el secuestro podría haberse resuelto antes».
Enrique Mosquera no quiso concretar aspectos de la operación bancaria realizada en el Credit Suisse, de Ginebra, donde fueron depositados los casi cien millones de pesetas del rescate. Cabe señalar al respecto que el vicepresidente azulgrana, Nicolás Casaus, fue el encargado de realizar el trámite de la entrega del talón en la cuenta. La policía había conseguido, a través de un juez, la anulación del secreto bancario, y pudo así vigilar la citada cuenta y detener al primero de los secuestradores a la salida de un hotel, después de que hubiese sacado un millón de pesetas en dólares y de tener en su poder un billete de avión a París. Asimismo Mosquera admitió que al menos dos veces el Barcelona intentó pagar el rescate exigido, punto de fricción entre la directiva azulgrana y los aparatos de seguridad del Estado, por sentarse un precedente negativo de cara al futuro. «Si Casaus», señaló, «sabía el domingo que Quini estaría libre el miércoles, es un pitoniso». Por último, no quiso analizar una frase que se atribuyó al presidente José Luis Núñez, en el sentido de que él hubiese resuelto mucho antes el asunto. Uno de los funcionarios presentes en la conferencia de Prensa afirmó que «habrá que nombrar jefe superior de Policía a Núñez».
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