_
_
_
_

Secuencia de un suicidio frustrado

Salvador Mondéjar saltó ayer desde el balcón del segundo piso del número 55 de la calle de Atocha, en un último intento, no se sabe bien si de acabar con su vida o de huir de los fantasmas que, en su imaginación, le perseguían desde hace tiempo. De una forma o de otra, su huida terminó en las losetas de la acera, como reflejan las fotografías de Antonio Luis Serrano. Ahora lucha por mantener la vida en una habitación del Primero de Octubre.De acuerdo con la versión recogida por EL PAIS, Salvador Mondéjar vivía habitualmente en la pensión Sara, en el citado segundo piso del 55 de Atocha. Su carácter se había ido agriando paulatinamente con el paso del tiempo. Tanto, que su relación con las otras personas de la pensión llegó a hacerse difícil: se consideraba perseguido por todos y hacia todos tenía un recelo que presentar. Estaba firmemente convencido de que la dueña de la pensión maquinaba envenenarle y hacia ella eran las mayores desconfianzas.

Llegado este punto, los dueños de la pensión decidieron pedirle que se marchara, que su presencia allí no hacía más que hacer más difíciles las relaciones. Pero la reacción de Salvador Mondéjar no fue, ni mucho menos, la de aceptar la sugerencia. Antes al contrario, se armó de un cuchillo de cocina y empezó a asegurar, a gritar, que de allí nadie le echaba. Ante esto, los dueños de la pensión decidieron llamar a la policía.

Pero la presencia de las fuerzas del orden y de los bomberos no fueron suficientes, y, tras intentar agredir a dos de éstos, se encerró en uno de los balcones. Un chorro de agua lanzado por los bomberos intentó enfriar sus ideas, sin conseguirlo.

Al cabo de una hora de haber comenzado los hechos, Salvador Mondéjar saltó la barandilla del balcón, todavía no se sabe si para huir de sus perseguidores o realmente, en un intento de quitarse la vida. Un último esfuerzo para aferrarse a los hierros de la barandilla no fue suficiente y, al final, Mondéjar cayó al vacío. Pero si bien su caída era en principio vertical, la barandilla del primer piso, con la que tropezó. hizo que se diera la vuelta en el aire y su cabeza fuera a chocar contra la acera.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_