EE UU y El Salvador

( ... ) La nueva Administración norteamericana ha hecho mucho ruido sobre la cuestión salvadoreña. A los europeos nos sorprende un tanto la incontinencia verbal de los gobernantes norteamericanos. En este aspecto, Reagan, Haig y el secretario de Defensa, Weinberger no se han quedado cortos al tratar de El Salvador. Sin que faltaran las afirmaciones arriesgadas, que luego se han tenido que rectificar, como la de que si la ayuda a la guerrilla salvadoreña no terminaba «habría que ahogarla en su mismo origen»... después de haber citado a Cuba y Nicaragua. Pero, en este caso, la verborrea y el alarmismo exagerados de Washington dan la impresión de estar perfectamente dirigidos y controlados. Las denuncias contra la URSS, Cuba, Nicaragua, Alemania Oriental, etcétera, y el anuncio de que se impedirán por todos los medios los envíos de armas a la guerrilla sirven para ir acostumbrando a la opinión norteamericana -y tanto a la de los países aliados europeos como a sus Gobiernos- a la idea de que Reagan y su equipo se disponen a efectuar la primera prueba de una de sus teorías: que la aceptación del principio de los derechos humanos no debe volverse contra los intereses fundamentales de Estados Unidos. ( ... ), 18 de marzo