Tensión en el funeral del comisario asesinado en Bilbao
En un ambiente de gran tensión y con algunos incidentes aislados se celebró a primera hora de la tarde de ayer en Bilbao el funeral de cuerpo presente en memoria del comisario de la Policía Na cional José Luis de Raimundo Noya, asesinado en la tarde del jueves. El atentado fue reivindicado en llamada telefónica al diario Egin por ETA Militar. Marcelino Oreja, que asistió al funeral, sufrió un intento de agresión.
Un cuarto de hora antes del inicio del acto religioso, los restos mortales del comisario fueron sacados de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao por una docena de funcionarios que lo trasladaron a pie, a través de una distancia de unos cuatrocientos metros, hasta la iglesia del Carmen. Tras el féretro, cubierto con la bandera española, marchaban compañeros de la víctima portando coronas de flores, y detrás, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Marcelino Oreja; el director general de la Policía, José Manuel Blanco; gobernadores civil. y militar, el consejero de Justicia del Gobierno Vasco, Carmelo Renovales (en representación de Carlos Garaicoetxea, que se hallaba reunido con el resto del Gabinete en Vitoria); jefe superior de Policía y otras autoridades civiles y militares. Una compañía de la Policía Nacional y una banda militar completaban la comitiva fúnebre.Tras recorrer la calle de San Mamés y la plaza de Indauchu, donde se habían congregado algunos cientos de curiosos, la comitiva llegó a la puerta de la iglesia, donde un grupo aislado de personas gritó «ETA, al paredón» y dio vivas a España, a la Policía Nacional, Guardia Civil y a Tejero. La entrada del ataúd en la iglesia fue recibida con aplausos y vivas a España por parte de los asistentes que la llenaban.
Tras el féretro, situado frente al altar, autoridades y los familiares de la víctima ocuparon los primeros bancos. A la izquierda se situaron los representantes de los partidos políticos, entre ellos Antonio Merino y Florencio Aróstegui, de AP; Roberto Lertxundi, del Partido Comunista de Euskadi; Txiki Benegas, del Partido Socialista de Euskadi; los parlamentarios de UCD Julen Guimón y Jaime Mayor Oreja. Entre el público pudo verse a los diputados del PNV Iñigo Aguirre y Josu Elorriaga, y en un pasillo, al alcalde de Bilbao, Jon Castañares, y al presidente de la Diputación Foral de Vizcaya, José María Makua, ambos militantes peneuvistas.
En la homilía, el capellán de la iglesia del Carmen se refirió al asesinato del comisario como «un hecho trágico que rompe la convivencia». Tras invitar a los presentes a seguir el ejemplo de Cristo, el celebrante dijo: «El amor es imposible con el odio, la intriga, con la violencia, el enfrentamiento fraterno y la conculcación de los derechos humanos y, sobre todo, el derecho a la vida».
Concluida la consagración, la banda de música que se hallaba en el pórtico de la iglesia interpretó pasajes del himno nacional. Entre el público se escucharon repetidos vivas a España que fueron acallados por el celebrante: «Esto es un lugar religioso. Fuera, griten lo que quieran», dijo.
Cuando, concluido el acto, el féretro era conducido fuera de la iglesia, para ser introducido en un furgón, grupos aislados entre varios cientos de personas congregadas a las puertas dieron gritos de «ETA, asesina», «ETA, culpable; Gobierno, responsable», «Policía, mátalos», Y vivas a la policía, Guardia Civil y Tejero (alguien gritó «Libertad para Tejero»). La mayor parte de ellos coreados tíbiamente. Al abandonar el templo, acompañado de su séquito, Marcelino Oreja fue insultado por tres señoras de cierta edad, una de las cuales, presa de un ataque de nervios, trató de agredirle. Las autoridades de la Guardia Civil fueron despedidas con vivas al cuerpo y a Tejero por un grupo de personas poco numeroso.
A última hora de la noche del jueves el PNV hacía público un comunicado (que no pudo ser recogido por EL PAIS) en el que condenaba el asesinato del policía José Luis de Raimundo Moya y llamaba a todos los ciudadanos de Euskadi «para que reprueben este acto y todos los que se reproducen repetidamente en nuestro en torno».
Hoy será enterrado en Valladolid
Finalizado el funeral de Bilbao, el féretro fue introducido en un coche fúnebre, para su traslado a Valladolid. La comitiva llegó a esta ciudad sobre las ocho de la tarde, donde fue recibida por las primeras autoridades y un público compuesto por un millar de personas, que aplaudieron y vitorearon a España, a las Fuerzas Armadas, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, informa Efe.
La capilla ardiente quedó instalada en la Jefatura de Policía de Valladolid, donde el arzobispo de la diócesis ofició anoche un responso. Los restos mortales del comisario asesinado recibirán hoy sepultura en el panteón familiar del cementerio de Valladolid.
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