Ramiro Fernández,
director artístico nacional de Peluquería Masculina y concejal de UCD en el Ayuntamiento de Oviedo, finalizó ya el proyecto dirigido a mejorar la estética del cabello de su jefe de partido, Agustín Rodríguez Sahagún (véase EL PAIS de 12-2-1981). El secretario general de UCD de Asturias, Serafín Abilio Martínez, ha dado su aprobación al trabajo de Ramiro, que, según ha trascendido, despierta una gran curiosidad en la esposa del presidente centrista, informa J. M. Vaquero.
Dos bocetos, uno de frente y otro de perfil, del nuevo Rodríguez Sahagún y una exposición de los motivos que impulsaron al peluquero asturiano a preocuparse por corregir su actual corte de pelo, tipo astronauta y rapado hasta la nuca, que acentúa sus defectos físicos, serán enviados esta misma semana a Madrid para su toma en consideración por el presidente de UCD y señora.
«Cuando me encontré por primera vez ante la imagen del señor Rodríguez Sahagún», afirma Ramiro Fernández, «me fijé antes que en nada en su corte de pelo, y debo confesar que no me produjo buena impresión. Necesité de un examen detenido de su personalidad para admirar en él el conjunto de cualidades morales e Intelectuales que le adornan, pero que no están en armonía con su corte de pelo».
Después de enjuiciar el papel de la psicoestética en la armonización de las virtudes espirituales de la persona con su imagen externa, y concretamente con las posibilidades que brinda el cabello, el peluquero y concejal ovetense considera que «hoy día no basta con que el político esté adornado de buenas cualidades morales, de ideas y de actitudes modernas, sino que debe también modernizar su imagen física, porque su misión no es tanto la de convencer como la de seducir». En esta línea, argumenta que «la experiencia nos enseña que con vence y llega mucho mejor al pueblo o a la gente aquel político cuya figura externa está en perfecta armonía con la novedad y nobleza de sus pensamientos. Una buena imagen física favorece y contribuye a ensalzar las cualidades espirituales de la persona».
Al referirse concretamente a la poco afortunada imagen física. del máximo dirigente centrista, Ramiro advierte, sin embargo, que «en su cabeza existe materia prima suficiente para obtener la figura apropiada del líder», y que de su cabello «se puede sacar un gran provecho». Para tan ardua tarea recomienda dejarle crecer el pelo durante un mes y medio o dos meses con la finalidad de modificar la parte frontal, «de forma que compensase el ángulo de la cara y la amplitud de su frente con un peinado en el que destaquen dos características: naturalidad y soltura, lo que estaría en perfecta relación con la forma de ser del señor Rodríguez Sahagún, hombre natural, no afectado y desenvuelto».
Una vez realizada esta operación, el segundo paso consistiría en mejorar el aspecto de los parietales y temporales para disimular el ligero hundimiento de estas zonas y conseguir su mejor cobertura, alargando la patilla hasta la altura del trago del pabellón de la oreja. En la parte de atrás se mantendría un pelo de cuatro centímetros desde el vértice a la nuca».
Con tal configuración del cabello, Ramiro asegura que «los ángulos del rostro se atenuarían, dulcificándose la agresividad facial. Surgiría así un conjunto más armónico y grato entre la anatomía del rostro y las irregularidades craneanas que todos tenemos más o menos acentuadas». La ciega fe de Ramiro «en la magia de una cabellera bien atendida» llega a convencerle de que el presidente de UCD, político por él admirado, adquiriría una nueva figura.
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