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Entrevista:

"Nos sentimos traicionados por la izquierda del laborismo británico

Andrés Ortega

Shirley Williams diferencia entre socialismo y socialdemocracia (aunque luego los confundiera en la conversación que mantuvo con EL PAIS): «El socialismo es un sistema en el cual el beneficio deja de ser el principal criterio de la producción, y consiste en un movimiento gradual hacia una propiedad colectiva, dentro de un centralismo estatal. El tipo de Estado que puede aceptar la socialdemocracia es pluralista».Pregunta. Ustedes utilizan mucho la palabra radical...

Respuesta. Esta palabra enlaza con la muy antigua tradición, británica de poner un énfasis en la libertad y en los derechos del individuo. Así, cuando utilizamos la palabra radical al hablar de reformas penitenciarias, relaciones raciales o del papel de la mujer, estamos hablando esencialmente de la mujer individuo, del negro individuo, del preso individuo...

P. ¿Cuáles son para usted las enfermedades del laborismo?

R. El partido ha cambiado de carácter en los últimos años. Ahora es el partido el que controla a los diputados elegidos, y, para nuestro grupo, la esencia de la democracia está en la responsabilidad del elegido ante su electorado, y no ante su partido. La elección de un primer ministro por un círculo de poderosos sindicalistas no tiene nada que ver con la voluntad popular expresada a través de un voto secreto individual. Segundo, el partido no acepta una economía mixta permanente; nosotros, sí, y no me confunda, no queremos una economía capitalista. Tercero, está la cuestión del Mercado Común. Ahora hay una resolución laborista para salirse de él, y no se ha propuesto ningún referéndum sobre la cuestión, como se hizo en 1975, para no dividir al partido. Nos sentimos traicionados, no por Michael Foot, sino por la izquierda.

A favor de la entrada española en la CEE

Naturalmente, Shirley Williams está a favor de la entrada de España en la Comunidad Europea, previa reforma de la política agrícola común.P. ¿Cuál es su opinión sobre la cuestión de las armas nucleares?

R. La postura del Partido Laborista sobre este tema es completamente incoherente. En el otoño aprobó una resolución que recomendaba la retirada británica del mando integrado en la OTAN, otra a favor del desarme nuclear unilateral y una tercera que decía que debíamos permanecer en la OTAN. Parece Alicia en el país de las maravillas, y este es un tema demasiado serio para juegos.

Creemos firmemente que debemos permanecer en la OTAN, porque es la principal defensa de Occidente y también porque la OTAN es la mayor garantía que tenemos de paz en Europa.

Partidaria de las negociaciones con la Unión Soviética, especialmente las multilaterales propuestas para 1982, quisiera ver un acuerdo sobre la reducción de las fuerzas nucleares en el escenario europeo, sobre una base recíproca. «No deberíamos decir no, adelantándonos a los misiles de crucero», pero se opone a la bomba de neutrones por el peligro que conlleva la idea de una guerra nuclear limitada.

P. ¿Anunciarán pronto la creación de un nuevo partido?

R. No; no podemos, pese a lo que crea la Prensa, pues no se puede lanzar un partido de la noche a la mañana. Pero lo haremos mucho antes de las próximas elecciones.

P. ¿Y cómo piensan financiarlo?

R. El público nos ha enviado ya unas 35.000 libras (siete millones de pesetas), pero así no se puede financiar un partido. Con el tiempo tendremos que solicitar dinero, aunque no permitiremos que la gente compre votos. Creo que lograremos este dinero, pues hay un gran número de pequeñas y me dianas empresas y algunas ramas sindicales que están hasta la coronilla del pimpón de la política británica y les gustaría ver algo diferente.

P. ¿De dónde vendrá su electorado?

R. Todo indica que nuestro electorado provendrá, a partes iguales, de ambos lados de la política británica. Los que vengan del lado conservador son gente que votó tory en 1974 y 1979, pero que están completamente hastiados. Los votantes laboristas que nos han escrito son gente que en su mayoría han sido fieles al laborismo, y algunos nos dicen que no podrían ya votar por un partido que se ha ido tan a la izquierda.

P. ¿Ustedes se niegan a identificarse como un partido de centro?

R. Es que no lo, somos. Si dijéramos lo contrario, la gente pensaría inmediatamente en su partido ideal y podrían llegar a creer que estamos, por ejemplo, a favor y en contra de unos impuestos más elevados. Al decir que somos un partido socialdemócrata, la gente comprenderá que estamos a favor de la igualdad, de unos impuestos relativamente altos sobre la renta y la riqueza y de la educación estatal.

P. ¿Solicitarán el ingreso en la Internacional Socialista?

R. Nosotros nos consideramos socialistas, luego esa es la organización apropiada para nosotros. Hay precedentes de dos partidos socialistas de un mismo país en la Internacional, como en el caso de Israel. El Partido Laborista es muy insular, y el que nosotros, el grupo socialista más internacionalista del Reino Unido, fuéramos excluidos de la Internacional Socialista sería algo muy injusto si demostramos tener el suficiente apoyo popular.

P. UD es la más popular de los fundadores del CSD ¿Le pone esto en una situación especial de cara al liderazgo del nuevo partido?

R. No. Decidimos que tendríamos un liderazgo colectivo, al menos en el futuro inmediato, y además esta es una cuestión que tendrán que decir los miembros de nuestro partido.

Shirley Williams habló también de España, señalando que «el renacer de la democracia en nuestro país había sido uno de los mejores acontecimientos de los últimos quince años».

Como en España la transición fue sumamente ordenada, no como en Portugal, el problema es que ustedes heredaron intacta la estructura histórica del régimen anterior, y en cierto modo han padecido del propio sosiego de esta transición. A falta de una revolución, que permite desembarazarse de una serie de gente, como de la policía secreta en Portugal, ustedes han tenido que hacer una serie de reformas continuas, bastante sustanciales, y la reconstrucción gradual de las estructuras establecidas del Estado, como la policía, el Ejército y los funcionarios, es muy difícil hacerla desde arriba hacia abajo. Pero si no se hace, siempre habrá una tensión inherente entre los que están firmemente comprometidos con la democracia y los que no lo están.

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