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PAIS VALENCIANO

La comisión de bilingüismo se reconoce incapaz de seguir trabajando

La comisión mixta de bilingüismo ha paralizado sus trabajos hasta que el Consejo del País Valenciano se defina sobre lo que entiende por lengua valenciana. Al mismo tiempo, los representantes de la Administración central han roto su neutralidad y apoyan también esta medida. Estos fueron los resultados más significativos de la última reunión de la comisión mixta.

Varios meses después de su constitución, la comisión de bilingüismo, integrada por seis miembros de la Administración central y otros tantos de las instituciones y partidos políticos valencianos, ha reconocido su inoperancia a la hora de aplicar el decreto-ley para la enseñanza del valenciano, por la ausencia de una definición clara acerca de la identidad de la lengua hablada en el País Valenciano. El PSOE no participa en la comisión, ya que abandonó el Consejo en diciembre de 1979.En la última reunión, que es la sexta que celebra la comisión, se llegó a la conclusión de que es imposible proseguir los trabajos ante la falta de una definición sobre lo que es la lengua valenciana. Durante el pleno celebrado en el palacio de Benicarló, los miembros de la comisión decidieron, por unanimidad, enviar una comunicación al ente preautonómico, en la que aclararan que la función de la misma se limita a instrumentalizar la aplicación de la orden ministerial y no incluye una definición sobre la lengua. La aprobación de las normas ortográficas de la Academia de Cultura Valenciana, que vienen a romper la unidad lingüística con Cataluña y las islas Baleares. Según los partidarios de dicha unidad, ha traído consigo numerosos problemas técnicos de aplicación y una fuerte oposición por parte de amplios sectores de profesionales de la enseñanza.

La comunicación remitida por la comisión al Consejo indica, asimismo, que deben ser otros organismos, entidades o el propio ente preautonómico valenciano los que se definan sobre la materia, y para ello proponen el nombramiento de una subcomisión de políticos y filólogos que estudie el tema.

Con esta resolución se abre una nueva etapa en la conflictiva y polémica historia de la comisión mixta de bilingüismo. En el fondo del debate subyace el enfrentamiento entre aquellos que defienden la unidad lingüística de Cataluña, el País Valenciano y Baleares, con sus respectivas variantes dialectales, y los que son partidarios de una lengua valenciana diferenciada y con raíces propias. A partir de ahí, se ha venido produciendo un enfrentamiento en el seno de la comisión entre los defensores de las normas ortográficas acordadas en Castellón en 1932 por una amplia representación de filólogos y escritores catalanes, valencianos y mallorquines, y por las que se ha regido la producción literaria en los últimos años, y aquellos que propugnan la adopción de las recientes normas de la Academia de Cultura Valenciana, en la línea de un secesionismo lingüístico y una ortografía diferenciada.

Posición activa

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La nueva actitud de la comisión ha revelado un cambio de postura por parte de los representantes de la Administración central, que pasaron, de este modo, de una abstención en el acuerdo sobre las normas ortográficas que debían ser aplicadas a una actitud más activa, en el sentido de exigir una clara definición sobre la identidad de la lengua para evitar la inoperancia de los trabajos de la comisión.Para el profesor Manuel Sanchís Quarner, profesor de Lingüística Valenciana de la universidad y representante de la misma en la comisión, el reciente acuerdo significa «una recapitulación, en el sentido de que no podemos avanzar, porque los miembros de la comisión no se ponen de acuerdo sobre la identidad de la lengua». Sanchís Quarner piensa que «la adopción de las normas de la Academia, a la que yo me opuse, fue precipitada e incoherente, ya que el profesorado y el material didáctico se basa en las normas de Castellón. Nuestra misión no es la de definición de la lengua, sino la instrumentalización de la ensenanza, y de ahí que se lo recordemos al Consejo para que los técnicos dictaminen la normativa y el ente preautonómico no se escude tras la comisión de bilingüismo para hacer una política partidista». Por último, afirma: «Los expertos que se elijan han de ser autoridades en la materia y regirse por criterios científicos. En caso contrario, el dictamen no tendría sentido».

Josep Lluís Pitarch, director general de Normalización Lingüística del Consejo hasta la salida de los socialistas, en diciembre de 1979, y la posterior remodelación del ente preautonómico, ha señalado que «la comisión había llegado a un callejón sin salida y había intentado una vía inviable. La formación de una comisión de técnicos y políticos sólo sería positiva si estuviera formada por lingüistas de reconocida solvencia, entre ellos los valencianos presentes en la Real Academia Española de la Lengua, y siempre y cuando los políticos se sometan a la decisión de los filólogos, favorable en reiteradas ocasiones a la unidad lingüística».

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